Argentina venció a Bolivia Con goles de Lamela, Lavezzi y Cuesta, la Albiceleste venció 3-0 a Bolivia, confirmó su liderazgo en el Grupo D --el sábado, en cuartos de final, jugará ante Venezuela-- y asoma como un candidato gigante en esta Copa América Centenario. Messi sigue a un gol del récord de Batistuta.
Hay algo que está claro: Argentina está jugando esta Copa con los dientes apretados. Enfurecido, resuelto. Y lo volvió a mostrar anoche, sabiéndose clasificado, pero sin piedad ante un rival inferior desde todos los enfoques. Pasó por arriba a Bolivia (que salió a jugar necesitando un triunfo por 5 a 0 para clasificarse) y aseguró con contundencia su pasaje a Boston, donde el sábado (desde las 20) enfrentará a Venezuela por los cuartos de final. Uno resuelto a cuidar la pelota y a hacerla circular con orden hasta el medio y, de ahí en adelante apretando el acelerador para imprimirle mucho vértigo a cada ataque; el otro, planeando cerrar espacios y quitarle la pelota al rival. Uno consiguió su propósito, Argentina; el otro, Bolivia, no.
No se había jugado un cuarto de hora cuando empezaron a llegar los goles que modificaron el escenario. Primero fue Lamela con un tiro libre que se desvió en la barrera (Duk) y descolocó al arquero; enseguida, apenas dos minutos después, Roncaglia apareció libre sobre la derecha, mandó un centro preciso a la cabeza de Higuaín que cabeceó a quemarropas, Lampe manoteó con angustia y Lavezzi se tiró en tijera para capturar el rebote y mandar la pelota con violencia al fondo del arco.
Más de lo mismo en los minutos siguientes hasta que, sobre la media hora, Lavezzi apareció solo sobre la derecha tras un corner mal despejado por el fondo boliviano, centro envenenado a primer palo y toque al gol de Cuesta anticipando a su marcador.
En la segunda parte, para agigantar las diferencias, Messi entró por Higuaín. Pero para entonces, el equipo argentino había resuelto regular energías mientras que, Bolivia, redobló esfuerzos para evitar la catástrofe renunciando a hacer otra cosa que no fuera proteger su área. Un tiro libre de Messi besó el ángulo y otro desde muy lejos que se fue muy cerca.
Hubo un pa de aproximaciones más que pudieron ampliar la diferencia de la chapa pero, a esa altura, se notaba claramente que las cabezas argentinas ya estaban proyectando las imágenes de lo que pasará dentro de cuatro días. Con el piloto automático, el equipo argentino viajó en primera clase a los cuartos de final.Miércoles, 15 de junio de 2016
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