Polémica por los baños unisex de la Universidad de Cuyo La decisión de la Facultad de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Nacional de Cuyo de instalar los denominados “baños sin género” en dos de sus tres plantas provocó una ola de comentarios -a favor y en contra- dentro de la comunidad.
La decisión de la Facultad de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Nacional de Cuyo de instalar los denominados “Baños sin Género” en dos de sus tres plantas provocó una ola de comentarios -a favor y en contra- dentro de la comunidad.
En una visita de Télam a la universidad para conocer las distintas posiciones en torno a los primeros baños públicos unisex del territorio provincial, Claudia García, decana de la facultad, explicó que "las políticas públicas deben acompañar la legislación vigente, y la implementación de baños universales sólo puede entenderse en este sentido".
"Venimos profundizando y trabajando en una línea de ampliación de derechos y de transformación. En función de todo esto queremos que la facultad sea un ámbito más inclusivo, menos discriminatorio, más equitativo con el uso común de los espacios, garantizando el derecho a la diversidad de las distintas expresiones", sostuvo.
Silvana Balone, coordinadora del Área de Derechos Humanos de la Facultad, dijo a Télam: “Hay mucho ruido con estos baños que hemos decidido que no tengan identificación de género, que algunos los llaman ‘baños universales’. No tiene que ver con compartir baños hombres y mujeres, porque eso no nos interesa que se establezca. Hay que situar esta medida en una línea de trabajo que venimos sosteniendo en cuanto a la accesibilidad, de discapacidad, de temática de género. Son muy significativas algunas cosas que están saliendo en los buzones que hemos puesto para conocer las distintas opiniones de la gente. En general ha habido mucha aceptación, hemos hablado con las agrupaciones estudiantiles y están todos de acuerdo”.
Uno de los temas que preocupa a las estudiantes es el riesgo de ataques sexuales en un baño compartido. "Hay todo un mito que tiene que ver con una cuestión histórica que ha significado la sexualidad en nuestro mundo occidental", puntualizó la docente.
Y añadió: "Tampoco es que todos los varones que entran a un baño y ven a una mujer se van a erotizar. Hay otras nuevas masculinidades. Lo que estamos planteando es un cambio cultural, que tiene que ver con no categorizar a las personas”.
El tema ha sido abordado en el libro “Damas y caballeros: baños públicos y género” (“Ladies and Gents, Public Toilets and Gender”), publicado en 2009 por las investigadoras Olga Gershenson y Barbara Pender, donde hacen un análisis profundo del lugar que ocupan los baños en la cultura moderna y la psicología.
Las investigadoras señalan que los baños segregados por sexo son un invento moderno y occidental, ligados a la urbanización, la intensificación de la preocupación por la higiene, una nueva mirada sobre el cuerpo y la intimidad, y una ideología que separaba fuertemente la esfera masculina de la femenina.
En el estudio se apunta que la aparición de baños públicos separados por sexo tuvo relación con el ingreso de la mujer al mundo del trabajo y su mayor presencia en la esfera pública. Surgieron así códigos de edificación que obligaron a incorporar baños femeninos a los lugares de trabajo.
El alumnado de la facultad mendocina, por supuesto, se hizo oír, inclusive en sus diferencias.
“Yo no estoy de acuerdo. Esta medida no me gusta nada”, protestó Mica, una estudiante de la facultad. Nico, de 20 años, dijo a Télam, algo preocupado: “Yo no tengo problemas, pero ¿qué va a pasar con los mingitorios? Les tendrían que poner mamparas, sino siento que violarían mi intimidad”.
“A mi me parece perfecto, en general esto fue bien recibido por esta comunidad educativa, pero también hay que analizar que la gente que estudia aquí son más ‘open minded’, tienen la cabeza más abierta”, afirmó Ana, graduada de Ciencias Sociales a punto de presentar su tesis.
José Manuel, de 21 años, fue bien directo. “Esto es una huevada, se quieren hacer los progres. Al final, los putos van al baño de hombres, y las lesbianas al de mujeres. ¿Hacen esta movida por cuatro trabas?”. Su comentario, ante un grupo de compañeros de estudio, disparó la polémica. Alfredo, de 28 años, le replicó“¿Vos qué pretendés? ¿Qué instalen un tercer baño transgénero?”, a lo que Cinthia, de 26 años, disparó: “Eso es racismo puro. En Sudáfrica durante el apartheid existían colectivos para negros y otros para blancos, y en los estados más conservadores del sur de Estados Unidos también. Tu pensamiento es arcaico”.
Dos mujeres mayores, personal no docente de la Facultad, que pidieron no ser identificadas, se mostraron en contraposición a la medida. Mientras una rehuyó la pregunta, la otra fue contundente: “Me parece un horror”.Domingo, 17 de abril de 2016
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