Ecuador devastada tras un terremoto de 7,8 puntos El país decreta el estado de excepción tras un seísmo que se ha registrado en la zona costera y se sintió en Quito. Hay más de 1.500 heridos. La naturaleza volvió a golpear de lleno una de las zonas más pobres de América Latina. Un terremoto de magnitud 7,8 en la escala Richter arrasó el sábado por la noche gran parte de Ecuador y ha provocado una tragedia aún impredecible.
Al menos 235 personas han muerto y más de 1.500 personas han resultado heridas. Otras tantas permanecen bajo los escombros.
Los equipos de rescate no han logrado llegar a las zonas más afectadas hasta un día después del sismo. Nadie duda que con el paso de las horas la cifra de fallecidos seguirá creciendo. Ecuador se encuentra en estado de excepción.
Eran las 18.58 hora local cuando la tierra tembló en el noroeste del país, en la provincia costera de Esmeraldas, fronteriza con el sur de Colombia.
El sismo, el peor en las últimas tres décadas en Ecuador, se sintió en todo el país. El epicentro se produjo en el océano Pacífico a una profundidad de 20 kilómetros, a 28 de la costa ecuatoriana y a 173 de la capital, Quito.
Casi 200 réplicas, algunas de una intensidad de hasta 6,1 grados, se han producido desde entonces y se podrían seguir sintiendo en los próximos tres días.
Se trata de uno de los peores terremotos que ha sufrido América Latina en la última década, después del que en 2007 golpeó a Perú (casi 600 muertos) y en 2010 a Chile (más de 150 fallecidos) y la catástrofe de Haití de ese mismo año, con más de 300.000 muertos.
“Los daños son graves y tenemos decenas de muertos”, auguró el presidente, Rafael Correa, el sábado por la noche, previendo la tragedia que se avecinaba. Por entonces se contabilizaban 77 muertos. El siguiente parte multiplicó por tres esa cifra. La costa, el corazón turístico nacional e internacional del país, fue la zona más golpeada.
Algunos de los lugares más pobres del país, destruidos. Los equipos de rescate no pudieron llegar hasta pasado casi un día del terremoto. Las comunicaciones eran imposibles ante el colapso de las carreteras. El alcalde de Pedernales, uno de los pueblos más afectados, pidió, en un grito desesperado, ayuda para la localidad. “No son algunas casas o edificios, es toda la ciudad”, aseguró.
El Gobierno ecuatoriano trató de afrontar la tragedia como pudo. Las redes estaban hasta ayer domingo saturadas e interrumpidas, lo que generaba una gran confusión al impedir a la gente comunicarse con sus familiares. Correa, de visita oficial en El Vaticano en el momento en que se produjo el terremoto, tenía previsto regresar este domingo por la tarde a Ecuador.
El mandatario anunció que 10.000 militares y 4.600 policías habían sido movilizados. El Estado destinará 300 millones de dólares para la emergencia y Correa aseguró que cuenta con una línea de crédito de 600 millones de dólares a través de organismos como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).
La comunidad internacional anunció su solidaridad y respaldo inmediato a Ecuador. Algunos países vecinos, como Venezuela y Colombia, fueron los primeros en enviar ayuda.
Los informes del Instituto Geofìsico indican que el terremoto se produjo por el choque entre la placa nazca y la placa sudamericana, que desplazó una aspereza (ruptura de falla) que a su vez liberó la energía o presión acumulada en forma de onda sísmica.
A raíz de este movimiento, otras fallas han comenzado a ajustarse y esto ha ocasionado más de un centenar de réplicas durante la madrugada de este domingo.
Manta, Portoviejo y Pedernales (provincia de Manabí) están entre las más afectadas. Las víctimas reportadas provienen, sobretodo, de estas localidades costeras.
Manta, con 226.000 habitantes (el 16,5% de la provincia), es el segundo puerto marítimo del país y una ciudad en crecimiento con edificios de viviendas en el borde de la playa que poco a poco van desplazando las viviendas de pescadores de antaño.
Portoviejo en cambio es una ciudad de costa interna en la que viven 280.000 habitantes (el 20% de Manabí) y que se dedica mayormente al comercio y a la reparación de vehículos y motocicletas. Sus casas son más modestas de apenas dos plantas o tres plantas.
La tercera ciudad más afectada y donde todavía no han llegado los organismos de socorro es Pedernales, que tiene 55.000 habitantes (el 4% de la provincia). Su población se dedica a acoger el turismo que llega a sus playas. Hay algunos hoteles en la línea de playa, pero tampoco son edificios muy altos.
Los pobladores de las localidades afectadas por el terremoto buscaron refugio para pasar la noche mientras continuaban las réplicas. El alcalde de Portoviejo, Agustín Casanova, señaló que muchos vecinos se acercaron al aeropuerto de la localidad para tratar de salvaguardarse. Casas derrumbadas, servicios públicos y clases escolares suspendidas, personas vagando fuera de sus viviendas… La fotografía a la que se enfrenta Ecuador resulta devastadora.Domingo, 17 de abril de 2016
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