Perpetua para el sommelier Así lo dispuso el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 8, tal como había solicitado la fiscal Diana Goral, quien calificó al acusado de “psicópata”. Con sus últimas palabras, el asesino no logró convencer a los jueces. Casi dos años después de asesinar a su madre, Estela Garcilazo (69 años), en el barrio porteño de Palermo, el sommelier Luciano Sosto (37) fue condenado a prisión perpetua por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 8 de Capital Federal.
El acusado reclamó su inocencia hasta el último momento, pero ni siquiera con sus palabras finales, entre lágrimas, logró convencer a los jueces Alejandro Sañudo, Ricardo Basílico y Fernando Larrain. La fiscal Diana Goral, que había pedido la pena que finalmente le impusieron a Sosto,lo definió como "un psicópata que no se arrepiente de nada".
Según la línea de investigación, el 26 de diciembre de 2013, durante una discusión originada por la necesidad que tenía Sosto de conseguir dinero para comprar drogas o financiar los taxi boys que solía contactar, el hombre estranguló a su madre, que vivía un piso por debajo del edificio que compartían en la calle Seguí 4444.
"Luciano Sosto necesitaba tener más droga. Quizás ese día Estela Garcilazo no pudo o no quiso cumplir esta demanda", señaló Goral, para luego afirmar: "Llegó un momento en el que la señora Garcilazo dijo que no, y como sabemos que Luciano no acepta negativas, esto pudo ser el desencadenante del hecho".
La fiscal le atribuyó a Sosto la autoría del homicidio agravado por el vínculo de su madre pero finalmente desistió de acusarlo por el delito de abuso sexual agravado, por el que el imputado también había llegado a juicio.
Es que los estudios complementarios a la autopsia determinaron que en la vagina de Garcilazo había fosfatasa ácida prostática, una proteína del semen, pero las muestras no alcanzaron para obtener el ADN de su aportante.
Los forenses no detectaron lesiones genitales ni paragenitales y algunos peritos declararon que la presencia de esa proteína no equivalía a sostener que había un ataque sexual, por lo que al no haber una evidencia concreta que vinculara ese semen con Sosto, la fiscal optó por no acusarlo por ese delito.
En cambio, la defensa, encabezada por los abogados Guillermo Schmidt y Juan José Avila, rechazó en su alegato la acusación y pidió la absolución del sommelier al sostener que el crimen se trató de un claro caso de abuso sexual seguido de muerte del que el hijo homosexual de la víctima jamás pudo ser autor.
También criticaron la investigación y en especial el trabajo de los peritos que a su criterio no encontraron ninguna evidencia concreta -ni huellas, ni rastros, ni ADN- del autor real del crimen que, a su vez, hubieran desvinculado a Lucky.
Por su parte, Sosto declaró dos veces en el juicio, en las que dijo ser inocente y que la acusación era un absurdo, que tenía una excelente relación con su madre y que si cometió algunas torpezas fue porque al encontrar a su madre muerta se puso muy nervioso y todavía estaba drogado.
La clave de la acusación es la data de muerte que determinó que Garcilazo, una psicóloga que vivía sola en su departamento porque estaba separada de su marido y padecía un cuadro de depresión y algunos problemas de salud, fue asesinada entre las 7.30 y las 11.30 de aquel 26 de diciembre.
Para la fiscal, el día anterior al crimen, Sosto tuvo un día de sexo, drogas y alcohol con uno de sus ocasionales amigos de emociones sexuales y la madrugada del 26 inició lo que denominó la convocatoria sexual para tener relaciones con algún taxi boy.
Del análisis de las comunicaciones surgió que a las 9.41, Sosto llamó a la casa de su madre y la conversación se extendió por sólo dos segundos y que a las 10.50 hubo una nueva llamada de seis segundos. Para los investigadores, ése pudo ser el momento en el que el sommelier le avisó a su madre que bajaba y se produjo el homicidio.Lunes, 21 de diciembre de 2015
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