River a la final: sufrió, ganó y piensa en el Barcelona Con un gol de Alario de cabeza, derrotó 1-0 al Sanfrecce Hiroshima, de Japón, en las semis del Mundial de Clubes. Si el equipo de Messi y Mascherano cumple el trámite ante el Guangzhou chino, se verán las caras en la final del domingo. Barovero, la figura. Para eso está Marcelo Barovero: para atajar. Y para eso está Lucas Alario: para meterla en el arco ajeno. Los dos cumplieron a la perfección con sus roles específicos y fueron determinantes para que River se instalara en la final del Mundial de Clubes, al cabo de un encuentro que les dio la razón a quienes repitieron una y otra vez que antes del debut no había que pensar en el partido del domingo, contra el Barcelona de Messi o el Guangzhou de Felipao Scolari, sino en poner alma y corazón en el desafío de semifinales, porque ese compromiso no sería un trámite simple. El Sanfrecce Hiroshima, campeón japonés, hizo transpirar al equipo de Marcelo Gallardo, que sufrió durante el primer tiempo, que mejoró en la segunda mitad y que terminó celebrando la obtención del pasaje hacia el último capítulo del certamen.
Primero, las manos de Barovero salvaron a River, que había presionado de movida, aunque sin encontrar claridad ni profundidad. El planteo inicial de Sanfrecce pareció exageradamente cauteloso, pero de a poco eso cambió, sobre todo por la prolija tarea de Morisaki y Aoyama en el medio, y sólo las atajadas del arquero millonario hicieron que el cero a cero se mantuviera en el momento de ir al descanso. Fueron tres intervenciones notables y decisivas -dos ante Minagawa y la restante luego de un remate de Chajima-, que de todos modos no disimularon los problemas millonarios.
Gallardo tomó nota, entendió que se necesitaba más juego, más chispa de tres cuartos de cancha hacia adelante, más capacidad de desequilibrio, y los ingresos de Luis González por Ponzio y de Tabaré Viudez por Pisculichi resultaron muy valiosos.
Lucho, especialmente, aportó la serenidad y la precisión que hacían falta para abrirle algún hueco a la hasta entonces sobria defensa de los japoneses, y Mercado, subiendo con criterio, se erigió en una alternativa fundamental.
Ya sin inconvenientes en el fondo, porque Sanfrecce no inquietaba como antes, River manejó el desarrollo, insistió con paciencia y en la cabeza de Alario, tras centro de Viudez y mala salida del arquero Hayashi, encontró el gol y el premio que esperaba: el que le dio alivio y le renovó el sueño.
Con ambiente de Monumental, el cierre fue tal cual imaginaban los jugadores y los miles de hinchas que viajaron a Japón. River sufrió más de lo que muchos creían, pero está donde deseaba. Tiene tiempo para evaluar lo sucedido en Osaka... y unas ganas enormes de dar el gran golpe el domingo en Yokohama.Miércoles, 16 de diciembre de 2015
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