Miles de cubanos atrapados en su huida a Estados Unidos Más de 4.500 migrantes esperan poder cruzar la frontera de Costa Rica con Nicaragua. En la que ya es la mayor oleada migratoria que ha sufrido Cuba en la última década, miles de cubanos han volado rumbo a Panamá o Ecuador para, desde ahí, tratar de llegar a Estados Unidos ante la imposibilidad de obtener un visado.
Ahora están varados en Costa Rica, en medio de una travesía que pasa por México hacia el norte, y de una tensión diplomática creciente entre los países centroamericanos. Huyen ante el temor de que, tras el deshielo con La Habana, Washington modifique su política de beneficios a los migrantes cubanos.
Más cubanos que nunca en ruta hacia Estados Unidos Varados en Costa Rica, más de 4.000 cubanos, según fuentes oficiales, esperan poder cruzar la frontera con Nicaragua y llegar a Estados Unidos.
En Ecuador, donde se hallan unos 40.000 —16.000 irregulares—, empieza la travesía que conduce a México. Las cifras de llegadas que registra Costa Rica reflejan la dimensión del éxodo: hasta septiembre, 12.166 migrantes cubanos llegaron al país, más del doble de todas las llegadas del año pasado (5.114). El Gobierno de Costa Rica asegura que unos 200 cubanos intentan ingresar en su territorio cada día.
Los acuerdos diplomáticos de diciembre de 2014 entre Washington y La Habana coincidieron con el inicio de la huida masiva. Según la Ley de Ajuste estadounidense de 1966, conocida como política de pies secos-pies mojados, los cubanos que emigran a EE UU reciben un trato especial para obtener con celeridad —al cabo de un año— la residencia permanente. Muchos de los que han emigrado en estos meses, lo han hecho por temor a que, debido a la distensión con Cuba, la Casa Blanca derogue esta ley.
Hasta octubre de 2015, entraron en EE UU más de 43.159 cubanos. Un incremento del 78% respecto al mismo periodo del año pasado (24.278). Pese al incremento, la tensión diplomática no afloró hasta que en noviembre Nicaragua cerró su frontera y expulsó a más de 1.000 cubanos.
A esta medida siguió el anuncio de Guatemala de impedir el paso por su territorio, y el del Gobierno de Rafael Correa, en Ecuador, de volver a exigir visa de turista a los cubanos con el fin de frenar la llegada de más migrantes.
“En Cuba no hay futuro para nosotros. No hay libertad de ningún tipo, ni social, ni económica, ni política”, denuncia por teléfono un cubano de 32 años que espera en San José (Costa Rica), y que pide mantener el anonimato. Dejó Cuba hace más de un año y se estableció en Ecuador para trabajar y ahorrar algo de dinero y emigrar a EE UU. En Cuba había intentado abrir un negocio, pero frente a la imposibilidad de desarrollar su actividad, decidió abandonar su tierra. Ahora espera que la situación se resuelva pronto; agradece la solidaridad del Gobierno de Costa Rica y denuncia la actitud del Gobierno de Nicaragua que, agrega, “cerró la frontera de la noche a la mañana por la presión de Castro”.
Huida masiva tras el deshielo
El gran aumento en el número de cubanos que abandonaron la isla se produjo en los meses inmediatamente posteriores al anuncio del restablecimiento de relaciones diplomáticas, es decir, entre enero y marzo de 2015.
En el año fiscal 2015, desde octubre de 2014 a septiembre de 2015, entraron en Estados Unidos 43.159 cubanos, según cifras de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE UU. Eso representa un 78% más que el año anterior, cuando llegaron 24.278. Una cifra que está muy por encima de las entradas registradas en 2013, 2012 y 2011.
Actualmente, dos millones de personas de ascendencia cubana viven en EE UU, según el censo. Desde 1990, la Guardia Costera estadounidense interceptó en el mar a más de 70.000 personas. Según las estadísticas oficiales cubanas, 655.205 personas emigraron a distintos países desde 1990 hasta 2012. En la frontera de Costa Rica con Nicaragua reina la incertidumbre. Nasandy Soto, otra cubana que se encuentra en La Cruz (Costa Rica), está atenta a las noticias para poder seguir rumbo al norte. Miles de migrantes acampan en albergues, iglesias o escuelas. Temen ser repatriados y que la situación se demore, informa Soraya Constante. Entre ellos hay muchos hombres jóvenes, y decenas de niños, según el censo realizado en los albergues, informa Álvaro Murillo.
Polémica diplomática
El 1 de diciembre Barack Obama aseguró que no cambiará la política migratoria de EE UU, lo que desató la repuesta inmediata del presidente cubano, Raúl Castro, quien reintrodujo el permiso obligatorio para los médicos que quisieran salir de la isla. Con esta imposición, el Gobierno cubano derogó la libertad de movimiento al personal sanitario reconocida en 2013.
Los castristas señalan la política de Estados Unidos como la causa de la huida masiva. En una carta publicada el 28 de noviembre de 2015 por la Asociación de cubanos residentes en Ecuador se puede leer: “Con tristeza hemos visto como un grupo de conciudadanos, estimulados por la política de pies-secos-pies mojados (…), tratan de perseguir el sueño americano mediante la emigración ilegal hacia los Estados Unidos”.
Por otro lado, los cubanos que residen en Estados Unidos y los que se encuentran bloqueados en Costa Rica acusan a Castro de presionar a las cancillerías de países latinoamericanos amigos, como Honduras y Nicaragua, para convertir la crisis migratoria en un instrumento de presión hacia el Gobierno estadounidense.
Tras el fracaso de la reunión de ministros de Exteriores de los países de Centroamérica del 24 de noviembre, el mandatario costarricense habló, en una entrevista en la emisora cubana Martí de Miami, de la posibilidad de establecer unilateralmente un puente aéreo entre su país y EE UU, para permitir a los migrantes llegar a su destino. Mientras, la Fundación Nacional Cubano-Americana con base en Miami, anunció estar preparando en coordinación con el Gobierno estadounidense un programa similar al conocido como Éxodo, que trajo a Estados Unidos a miles de cubanos tras la caída de la Unión Soviética.
A diferencia de otras migraciones cubanas, esta última se realiza por vía terrestre y no cuenta con la dirección del Gobierno. Además, por paradójico que pueda parecer, en el desenlace de los acontecimientos ha influido mucho el acercamiento entre Washington y La Habana. Un deshielo al que los disidentes no dan una lectura unívoca, divididos entre el temor a que la dictadura haya encontrado una manera de legitimarse y mantenerse en el poder, y la esperanza de que, de esta forma, pueda abrirse un camino democrático en la isla. (El País)Domingo, 6 de diciembre de 2015
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