Las últimas horas del círculo rojo antes del ballottage Jorge Brito y su bronca con el desarrollista Frigerio. Cristóbal comienza a alejarse del juego (y de los medios). El retorno del clan Tabanelli. El mal trago de Manzano en la noche de Miami.
José Luis Manzano, empresario de medios, ex ministro menemista. Teme por sus negocios si gana Macri. En el entorno del ex ministro menemista y actual empresario de medios José Luis Manzano es bien conocida la anécdota de cuando le prohibieron el ingreso a uno de los clubs nocturnos más selectos de Miami (la membresía anual ronda los 50 mil dólares).
Tiempo después pudo averiguar que lo habían rechazado por considerarlo un hombre de la política que podía desentonar en tan selecto establecimiento. Manzano estaba furioso por el desaire, una emoción que debe ser similar a la que siente en las últimas horas debido a que en el interior del macrismo dejaron de atenderle los teléfonos.
Manzano (que supo ser el gran sponsor de Sergio Massa) teme que un eventual gobierno del PRO lo deje afuera de diversos negocios por las vinculaciones con el Grupo Clarín. No está errado: una de las primeras medidas si ese signo triunfa será la de reactivar las licitaciones para el 4G. Clarín estará adentro, vía su reciente adquisición de Nextel; Manzano y Daniel Vila, históricos enemigos del grupo, estarían casi afuera. Ya tienen el antecedente negativo de que cuando en septiembre su empresa Arlink tuvo que pagar 500 millones de dólares por la frecuencia asignada y la plata no apareció.
Es solo una imagen de la tensión que se respira al filo de la elección entre las figuras del empresariado con intereses en el rumbo del Estado. Algo similar ocurre con Cristobal López, a quien el mejor amigo de Macri, Nicolás Caputo, le habría recomendado vender parte de sus casinos a la empresa Boldt, siempre rechazada por el kirchnerimo por su cercanía al duhaldismo y por el rol que esa empresa tuvo en el estallido del caso Ciccone. López no solo transferirá casino sino también, posiblemente, alguno de sus medios de comunicación, rubro que interesa a la nueva generación del clan Tabanelli.
En el mercado petrolero las inquinas son más violentas desde que Carlos Bulgheroni conociera el apodo que le adjudica Juan José Aranguren, ex CEO de Shell y referente energético del Pro: Don Corleone.
Bulgheroni desprecia a Aranguren por considerarlo solo un “trader” del negocio petrolero y no un aventurero como él, que en su despacho tiene fotos en medio del desierto afgano junto a las tribus de talibanes o que ha pasado semanas sobre plataformas de extracción ubicadas en altamar. El empresario más rico de la Argentina afirma que Aranguren es un peligro porque le recomendará a Macri importar nafta por el bajo precio del barril de petróleo lo cual perjudicaría severamente a las empresas locales.
En el mundo de los banqueros también arrecian las internas por los últimos movimientos de Jorge Brito. Presidente del Banco Macro, titular de ADEBA, fue el gran impulsor de Carlos Melconían para el Ministerio de Economía de un gobierno de Macri. Esa interna ya estaría perdida con el desarrollista Rogelio Frigerio (que ha sido cuestionado en los medios en los cuales Britto tiene influencia). Rápidos para leer estas cuestiones, los banqueros que comparten la mesa de ADEBA para negociar con el Gobierno y con los gremios le pedirían que dé un paso al costado de esa entidad. (Letra P)Sábado, 21 de noviembre de 2015
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