Qué piensa Francisco El jefe de la Iglesia Católica envió un mensaje cifrado cuando se le preguntó por el ballotage. “Saben lo que pienso”, dijo. Pero el pasado y el presente dan pistas contradictorias.
“Voten a conciencia”, les pidió a los argentinos el Papa, que era Jorge Bergoglio antes de ser Francisco. La referencia a la identidad del jefe de la Iglesia antes de asumir la conducción del Vaticano es relevante porque, segundos antes de esa exhortación, había lanzado un mensaje cifrado de difícil decodificación en virtud de la información contradictoria que ofrecen el pasado y el presente. “Saben lo que pienso”, dijo.
La cuestión es ésa: ¿Qué piensa el Papa?
La apelación a los archivos periodísticos muestra a Francisco como Jorge Mario Bergoglio Sívori, arzobispo de Buenos Aires en su última etapa con esa identidad. Y permite ubicar al ahora Francisco casi en la oposición política de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. En aquel tiempo, el cardenal, a pesar de su conocida filiación peronista, cuestionaba el estilo de conducción de los Kirchner. Les reclamaba más dialogo, menos confrontación.
El resultado de ese claro posicionamiento del entonces jefe de la diócesis porteña, y la decisión original de NK de no someter su gestión a la tradicional auditoría de la Iglesia, dieron como resultado una relación nula que se tradujo en una decisión emblemática de la Casa Rosada: no más participación del Gobierno en los tedeums de la Catedral Metropolitana y mudanza de esa liturgia al interior del país.
No obstante, esas rispideces que signaron la relación de Bergoglio y la Casa Rosada K no alcanzan para ubicar al entonces arzobispo en la vereda del PRO, la fuerza que lidera uno de los dos contendientes del ballotage, Mauricio Macri.
El vínculo más estrecho del partido gobernante de la Ciudad de Buenos Aires con el ahora papa fue, en rigor, con la actual candidata a vicepresidenta, Gabriela Michetti. “Es mi guía espiritual”, solía decir ella, reconocida devota del catolicismo.
Con Macri, en cambio, la relación nunca fue más que institucional, y casi ni eso en el final de la existencia del papa como Bergoglio. Incluso el vínculo con Michetti también se había enfriado.
¿Qué piensa el Papa?
Para buscar una respuesta lo más certera posible a esa pregunta, acaso haya que hacerle más caso al ahora. El pontífice conjugó en presente el verbo pensar y hoy, en este tiempo, el que piensa es Francisco, no Jorge Mario.
El Papa tejió, desde su llegada al trono de la Iglesia en el año 2013, una relación estrecha, cálida, de confianza y de coincidencia en asuntos fundamentalmente globales con la presidenta argentina, que militó ese vínculo sepultando las críticas que el kirchnerismo había descargado sobre Bergoglio, a quien llegó a imputarle colaboracionismo con la dictadura.
Más: Francisco radicalizó su crítica al capitalismo. "Cuando el capital se convierte en ídolo y dirige las opciones de los seres humanos (…) arruina la sociedad, condena al hombre, lo convierte en esclavo", dijo en julio de este año en un mensaje pronunciado en Bolivia que sorprendió al mundo. Allí, exclamó: “Este sistema no se aguanta más (…) Digamos 'no' a una economía de exclusión e inequidad donde el dinero reina en lugar de servir” porque “esa economía mata".
En octubre del año pasado, durante un Encuentro Mundial de Movimientos Populares en el Vaticano, el Papa dijo: "Tierra, techo y trabajo. Es extraño, pero si hablo de esto para algunos resulta que el Papa es comunista". Las tres “T” de Francisco son, precisamente, uno de los caballitos de batalla de Daniel Scioli en la campaña.
En esa oportunidad, el Papa también habló a favor de los movimientos populares: "La palabra solidaridad, que no cae bien, es un modo de hacer la historia y eso hacen los movimientos populares". "La economía ya no puede recurrir a remedios que son un nuevo veneno, como cuando se pretende aumentar la rentabilidad reduciendo el mercado laboral. No a la desigualdad que genera la violencia”, agregó.
Si a Macri se lo identifica con políticas liberales ligadas al ajuste y al enfriamiento de la economía, y el candidato del oficialismo representa la continuidad con cambios del modelo vigente hoy en la Argentina, basado en una preocupación sostenida por la inclusión y la redistribución de la riqueza, y si se analiza que los cambios que promete el gobernador bonaerense incluirían más voluntad de diálogo y menos vocación de confrontación –aquello que Bergoglio les pedía a los Kirchner- podría concluirse que lo que piensa Francisco es que votar a conciencia es votar por Scioli.
Pero Francisco no lo dijo. Sólo dijo que los argentinos saben lo que él piensa. Y la cuestión es: ¿Los argentinos saben lo que piensa Francisco? ¿O cada argentino –y cada una de las dos fuerzas que competirán en el ballotage del próximo domingo- tiene elementos para pensar lo que quiera –o lo que más le convenga- sobre lo que piensa el Papa? (Letra P)Jueves, 19 de noviembre de 2015
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