Las lágrimas del presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, simbolizaron la emoción del discurso del Papa Francisco ante el Congreso para muchos legisladores.
Mientras el Papa pronunciaba sus palabras, el católico Boehner luchó por contenerse, limpiándose en varias ocasiones con un pañuelo. Boehner escuchó sentado tras el Pontífice, junto al vicepresidente Joe Biden, también católico.
Tocado con una bata blanca que sobresalía en el escenario austero, el Papa pidió a los congresistas que actúen en inmigración, contra el cambio climático y en pos de la familia.
El discurso fue interrumpido en varias ocasiones por aplausos, y cuando el Papa concluyó con un "Que Dios bendiga a América", los congresistas le dieron una larga ovación de pie.
Después, cuando el Papa salió al balcón del Congreso para saludar a una multitud, era patente la conmoción en el rostro de Boehner.
El presidente de la Cámara es en parte responsable de este histórico discurso, el primero de un Papa ante una sesión conjunta del Congreso, ya que como presidente él tenía la última palabra para enviar la invitación.
Boehner ha hablado sobre la importancia que juega la fe en su vida. "Tengo mis conversaciones con el Señor. Empiezan en la mañana cada día y se prolongan a lo largo del día. No puedes hacer este trabajo tú sólo", dijo Boehner en una entrevista este verano.