García Olano: “Las vacas no se ahogaron” El secretario de Agricultura y Ganadería de la Provincia Manuel García Olano desestimó la pérdida total de ganado en campos del sur correntino. Fue un traslado a terrenos más altos. Las intensas precipitaciones de los últimos días impactaron, además de sobre las poblaciones, sobre distintos sectores productivos de la provincia.
No obstante, desde el Ministerio de la Producción aclararon que en la zona sur de la provincia –la región más afectada– el movimiento de ganado hacia campos más altos es una operación “natural en tiempo de crecida de arroyos”.
Consultado respecto de imágenes que se viralizaron en redes sociales y distintos medios de comunicación que mostraban tropilla de hacienda en medio del agua, el secretario de Agricultura y Ganadería de la Provincia, Manuel García Olano, explicó que se trató “de hacienda que el administrador de uno de los campos de la zona de Paso Tala (llamado Carlos Ponce) estaba trasladando hacia terrenos con mayor altitud”.
Tras la difusión de las imágenes, en fotografías y videos, la Sociedad Rural Argentina se hizo eco de la situación y a través de sus sitios oficiales reforzó la idea de que la hacienda se había ahogado.
Así, aunque la situación reviste gravedad para el sector productivo, desde la cartera productiva local desestimaron las pérdidas en ese caso puntual y advirtieron que aún no se realizaron relevamientos para evaluar daños.
“Las vacas se salvaron, no es cierto que se ahogaran”, subrayó García Olano. “Hablamos con el encargado de la hacienda el martes y ya habían comenzado a mover el ganado desde la estancia Santa Teresa, sobre la costa del río Corriente, cerca de Paso Tala en Perugorría, hacia Goya”, detalló.
En ese sentido, recordó que los productores de la zona sur provincial –una región rodeada de cauces de agua y hacia donde la pendiente del terreno conduce el escurrimiento natural en tiempos de desbordes– “están acostumbrados a este tiempo de eventos, por eso comenzaron el movimiento de hacienda con anticipación”. Respecto de las imágenes que tomaron luego estado masivo, precisó: “En uno de los traslados de tropilla, la hacienda se volvió. Es natural que quieran volver, el ganado se aquerencia, más cuando son vacas que buscan a sus terneros. Al regresar, se volvieron a nado por el Batel. Por suerte lograron salir en tierras cercanas y pudieron arrearlas hacia campos altos”, describió.
Siempre el sur
Las características geomorfológicas e hidrográficas de nuestra provincia favorecen que el escurrimiento de agua de arroyos y cauces que se desbordan en tiempos de intensas precipitaciones se terminen escurriendo –por la pendiente del terreno– hacia el suroeste de la provincia. Así, son los poblados y parajes del departamento de Goya, Perugorría y Esquina los que resultan casi siempre más vulnerables a inundaciones por lluvia. El agua se acumula, y el tiempo de escurrimiento es lento.
“Esa zona en los últimos años recibió gran impacto del clima por El Niño y los excesos de agua, también por precipitaciones de mucha intensidad en poco tiempo. Ahora influyó también que el arroyo María creció mucho más que lo habitual”, recordó Manuel García Olano.
En la región existen unos 200 productores ganaderos, que trabajan en la zona del valle inundable cercano a las cuencas de los ríos Corriente y Miriñay, y los arroyos Oscuro, Batel y María, entre otros.
“La movilización de la hacienda es una práctica que ya conocen. En los últimos días ya se registró mucha actividad en la región, con productores que van sacando el ganado al camino y a las rutas para trasladarlo a campos más altos”, sostuvo.
“El Paraná no tiene problemas y por ahora no hay alerta de crecida, así que por ahora la contingencia se circunscribe a los ríos y arroyos interiores”, apuntó.
Buena época
A la hora de evaluar el impacto de la intensidad de las lluvias, García Olano no descartó que existieran daños. No obstante, explicó que –al menos para la actividad ganadera– “el problema ocurrió en una buena época, con hacienda en buen estado. Esperamos que el drenaje sea rápido para poder volver a los campos. Si hubiera ocurrido con la entrada del otoño, sería mucho más preocupante, porque entonces las pasturas no se recuperan hasta octubre”, explicó.
Ahora, con la mirada puesta en los pronósticos, estiman que “si el evento dura poco tiempo, el daño es salvable”. Para otros sectores productivos, sin embargo, el impacto podría ser diferente, en especial para la horticultura cultivada a campo y para el arroz, donde se estima que fueron varias chacras arroceras con cauces desbordados.
Caminos y desagües
“No es momento de evaluar pérdidas, ahora lo urgente es ayudar a minimizar el impacto de las lluvias”, aseguró el funcionario en diálogo con La República.
“Estamos focalizados en intervenir en las zonas donde hubo daños en la infraestructura de caminos y desagües, para recuperarlos rápido y así todo se hace más sencillo. Cualquier acción de ayuda, tanto humanitaria como a la producción, es más factible cuando hay caminos transitables”, destacó. Al final, deslizó que en el transcurso de esta semana o la siguiente se convocaría a la comisión de emergencia. “Es momento de asistir, ya habrá tiempo de evaluar”, enfatizó.Lunes, 14 de enero de 2019
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