Ex dirigente de Ligas Agrarias recordó el infierno que vivió en centro clandestino de detención Ana Olivos, actual Concejal de Lavalle y ex dirigente de las Ligas Agrarias Correntinas, visitó la ciudad de Curuzú Cuatiá y regresó después de 39 años al infierno de su cautiverio en el centro clandestino de la Agrupación Mesopotamia Sur, de Gendarmería Nacional, en Curuzú Cuatiá.
En diálogo con IusNoticias la ex integrante de la Comisión Central de las Ligas Agrarias, visiblemente emocionada al recorrer el lugar donde 39 años atrás fue encerrada en lo que fue un centro clandestino de detención, declaró tener sensaciones encontradas.
"Por un lado siento la emoción de ver a mis compañeros, de recordar a quienes ya no están, y por el otro revivir el horror de aquellos tiempos. Yo estuve aquí", dijo señalando una de las habitaciones del que fuera en los años de plomo, un centro de detención y ahora es dependencia del Ejército Argentino, a muy pocos metros de donde minutos antes se emplazó el cartel que señala a ese edificio como sitio para la memoria.
La mujer, quien no pudo contener las lágrimas, relató que el 13 de septiembre de 1975 fue secuestrada en casa de sus padres, en Paraje Vaca Paso, a eso de las 22, por parte de seis personas armadas y de civil con pelucas. A ella en aquella oportunidad la torturaron y luego la liberaron.
Al pasar el tiempo, el 24 de marzo de 1976 la volvieron a detener en la escuela de Palmitas. Allí la detienen personal del Ejército y de la Policía de la provincia de Corrientes, "me detuvieron ese mismo día, me llevaron junto con Victoria Benítez y Carmen Canteros, primero a la Policía de Perugorría y luego nos trajeron acá, en éste lugar en Curuzú Cuatia", recordó.
Revivir el infierno
"El maltrato que sufrimos acá fue por el encierro, no recuerdo bien pero habremos estado más de veinte días, tapiaban las puertas y no nos sacaban nunca afuera, no sabíamos si era de día o de noche, o qué día era, para irnos al baño teníamos que pedir que alguien nos venga a llevar, nos llevaban con la cabeza gacha, con las manos atadas, y no podíamos hablar", recuerda la mujer con la voz quebrada por la emoción.
A su vez comentó que con otros dirigentes y con personas de su familia, algunos de ellos desaparecidos en aquellos años, ella, pertenecía a las Ligas Agrarias Correntinas porque eran agricultores y defendían sus derechos como tales", algo que a muchos de sus contemporáneos les costó la vida, dejando una herida que si bien está comenzando a cicatrizar, aún está abierta.
Después, recordó, "nos llevaron de acá a Paso de los Libres y de allí a la cárcel de Devoto, nuestros familiares vinieron hasta acá, preguntában por nosotros pero nadie les decía nada, ni a nosotros, nosotros no podíamos hablar. Acá en Curuzú estábamos, recuerdo encerradas unas seis mujeres y tres o cuatro varones, y volver aquí es como revivir esos años, por un lado la alegría de reencontrarme con mis compañeros, de enterarme de muchos que no están aquí, algunos están enfermos y de otros, como tantos que ya no están, que desaparecieron en aquellos años. Siento emoción y tristeza", dijo al recorrer las instalaciones y rememorar sus días de encierro.
Cada vez que vemos un uniforme nos ponemos mal
Volviendo al tiempo actual comentó que éste tipo de actos ayudan "a liberar un poco lo que hemos pasado, tenemos grandes heridas y cuando vemos el uniforme nos ponemos mal".
"Cada vez que vemos a un uniformado queremos decirles que ellos son servidores del pueblo, y que nosotros tenemos derecho de organizarnos y no queremos que los jóvenes pasen por lo mismo. Ninguna de las Instituciones pueden negar a los jóvenes a organizarse y a pensar en un país mejor".
"Es hora de que el Ejército piense un poquito en lo que fue San Martín. Ésto que pasó hoy acá es muy lindo porque no solo nos recuerda lo malo que hemos pasado sino que es un reconocimiento de la sociedad. Y también pienso en los soldaditos de Malvinas, que vivieron la tortura del Ejército".
Éramos campesinos, jóvenes que pensábamos y que nos encierren fue un crímen
"Nosotros defendíamos nuestra tierra, éramos campesinos, queríamos tener tierras, créditos para comprar herramientas y trabajar y me vuelve todo lo que vivímos como jóvenes, éramos una juventud que pensábamos y que nos encierren como lo hicieron, fue un crímen".
Por último destacó la labor del Gobierno Nacional en política de Derechos Humanos con éstas tareas de señalización y de hacer sobre todo ejercicio de memoria.
"No quiero que los jóvenes pasen lo que pasamos nosotros, de que nos traten como delincuentes, de que nos traten como si no tuviésemos derechos, de que desde el Estado mismo nos hayan prohibido opinar, expresarnos y por eso trabajamos para que haya un reconocimiento de Derechos y que todos hagamos memoria para que ésto no pase NUNCA MAS".
Más imágenes en nuestra cuenta de FacebookViernes, 18 de septiembre de 2015
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