Corrientes con tasa de mortalidad infantil más alta Según el Ministerio de Salud de la Nación, cada 30 horas se muere un chico en la provincia. Aunque descendió considerablemente, casi 17 puntos porcentuales en 25 años, el índice de mortalidad infantil en Corrientes todavía es muy alto. Tanto, que es el más del alto del país. Con cuatro puntos arriba de la media nacional, la provincia está primera en la prevalencia de fallecimientos neonatales y ostenta el triste récord de permanencia en el podio desde hace una década.
Según el último registro oficial correspondiente a 2013, Corrientes anotó una tasa de 14,9 por ciento de mortalidad infantil, la media nacional es de 10,8 por ciento. Sobre un total de 19.899 niños nacidos vivos en la provincia, se registraron 296 defunciones infantiles.
Esto supone que aproximadamente cada 30 horas falleció una criatura. No se trata de un reduccionismo antojadizo, sino del alarmante resultado de una ecuación entre la vida y la muerte en estas latitudes. La mayoría de esos decesos (el 77 por ciento) corresponden a bebés que no llegan al sexto día. Se mueren antes de completar una semana. Desgarradora contrariedad en una provincia donde los modelos políticos tienen larga vida. Acaso, una cosa explica lo otro.
En mortalidad materna y en defunciones maternas tardías, Corrientes también va para adelante. No está primera, pero se ubica en el tercer lugar del podio nacional detrás de La Rioja y Formosa. En este caso, la provincia en lugar de bajar ha experimentado un incremento de la tasa en los últimos quince años. Desde el 2001 a la fecha se produjo, luego de una serie de altibajos, un crecimiento de dos puntos porcentuales en esta materia. Esto, por fin explica, por qué “vamos para adelante”. La información es oficial, está expuesta en la página web del Ministerio de Salud de la Nación y forma parte de un relevamiento que se nutre de los datos que aportan las carteras sanitarias provinciales. Aquí no hay Indec, se trata de la información que divulgan las propias autoridades locales.
Es la estadística que maneja hoy el país, sobre los resultados en salud. Resulta oportuno repasar los números, a propósito del lamentable episodio que no es nuevo ocurrido en el Chaco, donde murió un chico de la comunidad qom con signos severos de desnutrición. El caso puso sobre el tapete la situación de los pueblos originarios (que están abandonados a su suerte) y enancado a este tema el cuadro sanitario general en provincias periféricas, como las del NEA que van en punta en el registro de mortalidad infantil (y también de otros grupos etarios). La desnutrición es uno de los factores, pero no es el principal como causante de los decesos. La ausencia de controles médicos, la falta de medicinas, las condiciones socioambientales son igualmente decisivas. En Corrientes, por ejemplo, la mayoría de los chicos que mueren no llegan al sexto día. Este rápido desenlace no está determinado precisamente por la desnutrición sino por otros desencadenantes que deberían ser atendidos por el Estado y que obligan también a revisar lo que sucede con las madres. Acaso la preocupación por la desnutrición debe ser atendida correctamente en el embarazo y aún antes.
El alto índice de mortalidad materna supone un problema estructural. Algo más profundo y complejo que no está siendo remediado y que traslada un drama a nuevas generaciones. Una suerte de herencia. Sin embargo, para el ministro de Salud Pública de la Provincia, Julián Dindart, las chicas se embarazan para tener un plan social. Este diario intentó sin éxito preguntar sobre las estadísticas y además si hubo alguna mejora en el último tiempo, pero Dindart se negó a hablar. El ministro es candidato a diputado nacional en primer término por la alianza oficialista ECO.
Desde que el radicalismo gobierna la provincia, en 2001, la tasa de mortalidad descendió casi 9 puntos. Sería un buen indicador si no fuese porque todas las provincias vecinas bajaron mucho más hasta dejar a Corrientes sola en la punta, acompañada por Formosa que mide mal siempre en todas las líneas. Luego de tres lustros del mismo partido y apellido en el poder provincial, las estadísticas evidencian lo peor: siguen muriendo los chicos y no hay slogan que pueda disimular ese calvario. (L.A.S)Miércoles, 16 de septiembre de 2015
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