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Murió Aretha Franklin la Reina del Soul

La intérprete de I Say a Little Prayer y Respect falleció a los 76 años, víctima de un cáncer. Muchísimos músicos manifestaron su dolor.
Su última actuación pública. Fue en noviembre de 2017, para la Fundación de lucha contra el sida de Elton John. (Andy Kropa/Invision/AP)


A la cantante, conocida por éxitos como Respect (1967) o I Say a Little Prayer (1968), le habían diagnosticado cáncer en 2010. Su último show en solitario fue en Filadelfia, en agosto de 2017.

Aretha Franklin nació el 25 de marzo de 1942 en Memphis, Tennessee, y comenzó cantando junto con sus hermanas Carolyn y Erma en la iglesia de Detroit que fundó su padre, C. L. Franklin, durante los años ’50. De hecho, sus primeras grabaciones fueron interpretando música gospel en su adolescencia para el legendario sello Checker, de los hermanos Chess. Su álbum The Gospel Sound de Aretha Franklin (1956) capta la electricidad de sus actuaciones a su inocente edad de 14.


Sus padres se separaron cuando ella tenía seis años, y Franklin se quedó con su papá en Detroit. Su madre murió cuando Aretha tenía 10 años. En su entrada adolescencia, Franklin se presentó con su padre en sus diversos programas de gospel de las principales ciudades de todo el país y, a partir de entonces, fue reconocida como un prodigio vocal.


La diva del soul creció en un ambiente marcado por la música, ya que cantantes como Clara Ward (del grupo The Famous Ward Singers) o Mahalia Jackson eran frecuentemente huéspedes en su casa, amigas de la familia. Asimismo, otras grandes figuras del gospel de aquella época, como Albertina Walker y Jackie Verdell, ayudaron a darle forma a su estilo en formación.


Cuatro años después de haber grabado por primera vez para la discográfica de los hermanos Chess (aunque se dice que era codiciada por Motown), Aretha finalmente terminaría firmando contrato con Columbia Records, descubierta por John Hammond, el infalible buscador de talentos que ya había contratado a Billie Holiday y Count Basie, y que luego apadrinó a Bob Dylan, Bruce Springsteen y Stevie Ray Vaughan. Así, con 18 años, comenzó su proceso de mixturar la música gospel con estilos más comerciales de la época.


Columbia trató de moldearla como una cantante de blues y jazz con inclinaciones pop, un vuelco sonoro que no pudo sacar su verdadero potencial. Igualmente, desde esa primera sesión de grabación, Today I Sing the Blues (1960) sigue siendo un clásico de la discografía de Aretha.


Sin instalarse en ningún género en particular, cantó de todo, desde baladas de Broadway hasta un R&B orientado a los jóvenes. Pero descontenta con Columbia, el último disco que grabó para el sello fue Soul Sisters (1966).


Si bien los críticos reconocieron su talento inmediatamente, la opinión pública permaneció tibia hasta 1966, cuando Franklin se cambió a Atlantic Records. Allí, Aretha encontró su verdadera voz. Y fue una de las figuras de la compañía, Jerry Wexler, quien la ayudó y le permitió esculpir su propia identidad musical.

En ese contexto, Franklin se animó a mostrar sus raíces de gospel-blues, y los resultados fueron inmediatos. Sobre una vigorosa base de ritmos y potentes arreglos de vientos, Aretha comenzó a cantar con tal soltura, a través de un tono poco abordado, que rápidamente fue reconocida como una de las inventoras del soul en su vertiente más pura y sentida.


I Never Loved a Man the Way I Love You (1967), grabado en Fame Studios en Alabama, fue su primer trabajo discográfico con el sello, y también su primer éxito arrollador. Esta nueva versión de Aretha estuvo rodeada de arreglos espontáneos -que diseñaron aún más su voz-, y por un refinamiento al estilo Ray Charles, que cobijaba una mezcla entusiasta de gospel y R&B que la elevó a nuevas alturas. Su versión de Respect, un clásico de Otis Redding, potenció aún más a la canción original, y con temas como Do Right Woman, Do Right Man (de los autores Chips Moman y Dan Penn) y Dr. Feelgood, de su autoría, el disco se convirtió en uno de los más influyentes del soul de todos los tiempos.


En ese período, Estados Unidos comenzó a prestarle atención y un mayor apoyo a la música urbana negra. En plena apogeo del "paz y amor", de las protestas contra la guerra de Vietnam, de la lucha de la comunidad negra para terminar con el racismo y lograr la igualdad de derechos civiles, y del movimiento de liberación femenina, ahora era una mujer la que reclamaba "respeto" (deletreándolo: R-E-S-P-E-T-O, en una de las pocas variaciones que aportó a la versión original), concediéndole a la canción su voz de exigencia feminista y convirtiéndolo en un himno de la época.

En 1968 llegó otra obra maestra. Fue Lady Soul -con los hits (You Make Me Feel Like) A Natural Woman, (Sweet Sweet Baby) Since You’ve Been Gone, y significativamente, Chain of Fools (de Sam Cooke, uno de sus cantantes y compositores predilectos)-, el que volvió a encapsular el particular estilo soul de Franklin. En Aretha Now, el disco que le siguió, la cantante volvió a demostrar su poderío artístico y fue con los temas Think, de su autoría, y con su singular e impactante versión de I Say a Little Prayer de Burt Bacharach, que la opinión pública nuevamente cayó a sus pies.

Esa fue una época de gloria para Aretha, donde tuvo una decena de hits en el top ten en un lapso de 18 meses y una corriente continua de éxitos durante los siguientes cinco años. Uno de los motivos por los que Franklin fue capaz de mantener su proceso creativo al máximo nivel fue debido a su ecléctica elección de material, que abarcó desde composiciones propias hasta singulares interpretaciones de diversos estilos, incluyendo temas de The Beatles, Sam Cooke y Simon & Garfunkel, entre otros.

A principios de los años '70, su regreso a la más pura sonoridad gospel marcó otro año fructífero en la carrera de Aretha. Con Amazing Grace, publicado en 1972, elevó su propia vara. Un imponente álbum que aún hoy es considerado uno de los mejores de todas las épocas.

A fines de la década de 1970, la música disco apagó el estilo de Franklin y hasta llegó a estancar su popularidad. Como ocurrió con diversos artistas que surgieron en los '60 y '70, la década del '80 eclipsó su camino artístico, debido a la demanda mundial de estilos como new wave, pop y rock. Pero a mediados de aquella década, con la ayuda del cantante y compositor-productor Luther Vandross, Franklin volvió acaparar la atención mediática en un nuevo sello discográfico, Arista, con un nuevo éxito bailable: Jump to It (1982), seguido de Freeway of Love (1985).

En 1987, Aretha se convirtió en la primera mujer en ingresar en el Salón de la Fama del Rock and Roll. Y ya en los '90, colaboró con artistas de la talla de George Michael, Keith Richards, Whitney Houston, Elton John, James Brown, Lauryn Hill, entre tantos otros.

En el nuevo milenio, la Reina del Soul volvió a sus fuentes, pero dentro del neo soul, colaborando con Mary J. Blige en dos temas de So Damn Happy (2003). Acto seguido, en 2005, recibió la Medalla Presidencial de la Libertad -la mayor condecoración para un civil estadounidense- de manos del entonces presidente George W. Bush.

Y en enero de 2009 cantó en la asunción presidencial de Barack Obama (también lo hizo en 1977 con Jimmy Carter y en 1993 con Bill Clinton), para volver a ser condecorada frente a millones de televidentes como la última estrella viva de la edad de oro de la música negra en los Estados Unidos y como una de las más notables artistas que dio la música en su historia.



Jueves, 16 de agosto de 2018
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