Beneficios de la incorporación de nativas en los yerbales Yerba y monte. Una entrevista con el ingeniero agrónomo Guillermo Reutemann, sobre rindes, yerbales y nativas. “Nuestro yerbal debe parecerse al monte", aseguró.
La producción de yerba mate asociada al monte nativo fue el tema de una jornada que compartieron, en Alto Verá, Itapúa, Paraguay, técnicos del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) y de instituciones del vecino país.
La producción de yerba mate asociada al monte nativo fue el tema de una jornada que compartieron, en Alto Verá, Itapúa, Paraguay, técnicos del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) y de instituciones del vecino país. Durante el evento, organizado por la Asociación Guyra, se expuso sobre las ventajas de ésta alternativa de producción, que en nuestra zona productora (Misiones y Corrientes) ya cuenta con varias experiencias; implementación de Buenas Prácticas Agrícolas, yerba mate orgánica, comercio justo, trazabilidad, certificación y mercado internacional, entre otros puntos.
En representación del INYM, estuvieron presentes el Director Esteban Fridlmeier, y el ingeniero agrónomo Matías Bazila, y como invitado el ingeniero agrónomo Guillermo Reutemann, éste en calidad de disertante.
“Nuestro yerbal debe parecerse al monte”, manifestó Reutemann tras la jornada que compartió con sus pares, y en base a los conocimientos adquiridos con su experiencia en la zona productora argentina. Sobran razones para implementar la producción yerbatera asociada a árboles nativos, y quizás una de las más importantes es que “los rendimientos de yerbales tradicionales están en constante declive”, explicó el experto en la charla que reproducimos a continuación:
Hace muchos años que Usted viene impulsando la producción de yerba mate en sinergia con la conservación del monte nativo. Uniendo su experiencia y lo expuesto en la jornada en el vecino país, ¿cuál es su visión?, ¿es posible una actividad económica rentable en paralelo con el cuidado ambiental y mejoras sociales?
Guillermo Reutemann (GR) – Las jornadas fueron muy interesantes, pudimos ver los procesos en los que están trabajando los compañeros de Paraguay. Conservar produciendo, algo que el ecosistema nos permite, es una extraordinaria oportunidad. Y no sólo introduciendo yerba mate, hay múltiples especies nativas para incorporar a ese manejo, en combinación con la yerba. Y en bosques que no son reservas, muchas exóticas que son económicamente interesantes. Lo que vimos en Paraguay es la introducción de yerba mate en áreas de conservación o protegidas, en reservas. Y la participación de las comunidades en el sostenimiento de esos espacios, su compromiso, a fin de que no sean desmontadas. Me refiero tanto a comunidades Mby’a Guaraní como campesinas.
Se establece una práctica de tipo extractivista, pero con un impacto muy bajo. La yerba se planta en líneos a una densidad determinada, que están evaluando, no hay una densidad establecida. Y se realiza en el bosque tal cual se encuentra, sin aclareos o raleos para manejar la luz que ingresa al “cultivo” introducido de yerba. Una observación que les hice fue la de orientar los líneos en la trayectoria del sol (vimos líneos orientados de norte a sur en una reserva) y realizar algunos manejos (podas, incluso raleos) para aumentar el ingreso de luz. Como la cobertura del suelo es total (hojarasca y monte) no hay ningún riesgo de erosión hídrica.
¿Es rentable la producción de yerba mate bajo monte?
GR – Respecto a la rentabilidad, se dice que la hoja de yerba mate proveniente de cultivos bajo sombra en más liviana. Eso es producto de que la planta busca captar más luz a través de la expansión de la lámina foliar. Es una hoja más grande, de mayor superficie y más fina. Pero la rentabilidad no depende de eso. Tiene que ver con la relación entre los costos y los ingresos. Producir muchos kilos con un sistema artificializado que demanda insumos externos para sostenerse, que se traduce en energía (agrotóxicos, fertilizantes, maquinarias, etc. todo es energía y costos), que a pleno sol tienen una vida productiva muy corta por los daños que mencionaremos luego (hay yerbales que se rebajan antes de los 20 o 30 años), con rendimientos variables, tienen una rentabilidad baja en relación a los aportes de capital hechos. Y su sustentabilidad es baja. Los yerbales bajo sombra, bien manejados en el corte o cosecha, garantizan muchos más años de productividad sin los costos de un rebaje prematuro, en los que se promueven procesos como el reciclaje de nutrientes, el control natural de insectos, la conservación de las condiciones óptimas del suelo y su actividad biológica, etc., tienen rendimientos estables y una vida productiva larga.
¿Bajo qué condiciones es posible esta alternativa productiva?
GR –Las alternativas para producir yerba mate asociada al monte o en sistemas agroforestales son diversas. En parcelas con monte o capueras, incorporar yerba mate, e enriquecer el sistema si es pobre en especies forestales que nos interesen por algún motivo; en yerbales en producción a cielo abierto, incorporar árboles diversos; en plantaciones nuevas a cielo abierto, plantar yerba y árboles simultáneamente (si se pudiera plantar los árboles antes, mucho mejor). Con las prácticas recomendadas de plantar en curvas de nivel, fertilizar adecuadamente todos los plantines (yerba y nativas), emponchar en los casos necesarios.
“La yerba mate es una especie que no está adaptada al sol directo”. Esa frase le pertenece. ¿Podría profundizarla?
GR – Bueno, es una frase para compartir, prefiero que no me pertenezca! Y es así! La yerba mate tiene una corteza muy sensible a las condiciones que se dan a cielo abierto. Basta recorrer los yerbales, cualquier yerbal en cualquier lugar, para ver que las ramas que tienen exposición al sol de la tarde, o aquellas más horizontales sobretodo (que abren la copa) que reciben directamente el sol del mediodía, están dañadas, fuertemente dañadas, con grandes secciones podridas, o descascaradas, es decir, en distintas etapas del proceso que termina con la muerte de esa parte de la estructura o incluso si es masivo el daño, muere la planta. Cada rama dañada o cada planta que murió implican menos cosecha. También significa entrar antes al yerbal con el serrucho o la motosierra a rebajar, y cada rebaje es tiempo que se debe esperar para tener estructura productiva nuevamente, es decir, perdemos rendimiento durante ese período.
También se manifiesta daño cuando hay heladas intensas, como las que hubo este año, o con el granizo, con o sin vientos. Todo esto nos está indicando que debemos cubrir los yerbales. La planta nos está pidiendo a gritos que la protejamos!
Bueno, traigamos el monte al yerbal, solemos decir. El Programa de Renovación de Viejos Yerbales que desarrolla el INYM, el 3×1 como le decimos, podría ser una herramienta importante pues podría poner como condición para los nuevos yerbales la intercalación de árboles nativos, o exóticos incluso, para generar sistemas agroforestales de yerba mate.
Pasar de un cultivo convencional de yerba a uno agroforestal también redunda en la merma en el uso de insumos. ¿Es así?
GR – En las experiencias que tenemos, es así. La evidencia empírica muestra que en los yerbales bajo sombra la presencia de especies agresivas, porque se vuelven dominantes en cuanto a cobertura del suelo y que son denominadas erróneamente como MALEZAS, como la “palmerita” o “pasto azul” (Chloris polydactyla), el “yahapé” (Imperata brasiliensis) o la “cola de zorro” (Schizachyrium microstachyum), todas gramíneas, son reemplazadas por especies menos agresivas y más tiernas (latifoliadas, generalmente) que ocupan los espacios cubriendo el suelo de mayor diversidad, y ocupando el perfil del suelo con diversos sistemas radiculares. Estas especies no tienen influencia negativa sobre el desarrollo de la yerba mate, por lo que no es necesario controlarlas con HERBICIDAS, ni con métodos mecánicos. Hay que dejarlas cumplir su ciclo.
También se observa que las espontáneas de desarrollo invernal prolongan su ciclo de vida porque las condiciones de sombreado generan un microclima benévolo por más tiempo, más entrado el ciclo primavero-estival, y una mayor presencia de aves, y eso tiene impacto en la población de algunos insectos plaga (marandová, kiritó, ácaros, etc.), pues son fuente de alimento de las especies insectívoras de aves.
La planta de yerba rodeada de árboles nativos recibe múltiples beneficios porque actúan como barrera, por ejemplo, del granizo, el sol y el viento.
GR – La disminución del efecto de una granizada tiene que ver con que la cobertura de los árboles actúa como un paraguas, amortigua o disminuye la energía de la piedra, del granizo, la absorbe y el impacto sobre las plantas del estrato inferior, el yerbal, es más suave, reducido, con menor energía. Entonces el daño queda en el estrato alto, que no es lo que cosechamos todos los años, y se recupera bien con el tiempo. En esos eventos se produce una gran caída de hojas y ramas de los árboles que sirven de abono en el suelo.
El sombreado disminuye muchísimo el daño de las ramas, que son las que cargan nuestra cosecha futura.
Pero hay un efecto silencioso, imperceptible, que es el del viento. Los vientos, sobre todo si son constantes, secos y cálidos, provocan en ambientes desprotegidos (sin cortinas y sin sombreado) una pérdida de agua por transpiración muy alta. Las hojas pierden agua por sus poros (se llaman estomas) y si no hubiera vientos, la capa de aire saturado de humedad que se forma sobre la hoja no se removería. Puede que resulte difícil de comprender este fenómeno, pero podemos sintetizarlo en que la planta expuesta al viento constante pierde capacidad para producir hoja verde. Por lo tanto debemos evitar el efecto de los vientos, en todos los cultivos, diría.
“Los rendimientos de yerbales tradicionales están en constante declive”. Esta frase también es suya. Podría ilustrarnos?
GR – Lo que observamos en los yerbales tradicionales, a cielo abierto, con manejos inadecuados de suelo y planta es justamente una declinación paulatina y permanente de las cosechas. Esto es producto de la pérdida de condiciones apropiadas en el suelo (del complejo de la fertilidad, que es biológica, física y química), y del deterioro de la estructura productiva de la planta (el daño en el “esqueleto”). Las causas son múltiples: la mecanización (rastras, arado tatú que muchos creen que es un subsolador, la macheteadora y el peso del tractor en suelo húmedo, etc.), la cosecha con cortes que dañan ramas, con herramientas inadecuadas, el efecto del sol y la helada, el herbicida, etc., todo atenta contra la productividad de un yerbal, y se agrava con el tiempo. Ahora, un yerbal bajo sombra mal manejado también pierde su productividad con el tiempo. Si los árboles están plantados en el líneo y se pasa rastra o herbicida, o la cosecha es una permanente causa de daño en la copa, también se pierde producción año a año.
¿Cuáles son los primeros pasos que deben darse para extender el sistema agroecológico?
GR – Los pasos deben conducirnos al monte, nuestro yerbal debe parecerse al monte. Hay que imitar las condiciones que se dan en el monte. Observar e imitar.
¿Cómo nos podemos parecer al monte? Cubriendo el suelo (con coberturas vivas o muertas), bajando la temperatura del agroecosistema (con sombra), evitando los efectos del viento (cortinas y arbolado), moderando los efectos de la lluvia (evitando la erosión), equilibrando la nutrición (uso de biofertilizantes enriquecidos con micronutrientes), sombreando parcialmente los cultivos, promoviendo la diversidad biológica sobre y bajo el suelo (estimulando su actividad), produciendo abundante materia orgánica en el lugar, no removiendo el suelo, diversificando los cultivos mediante combinaciones (cultivos mixtos), etc.
Y una tarea no menor es cambiar nuestros preconceptos. El monocultivo es lo inviable, no hay ejemplos en la naturaleza de “monocultivos”. Manejar un sistema complejo requiere capacidad de observación para reducir nuestras intervenciones.
Podríamos tomar aquella frase de Proust: “la travesía real del descubrimiento no consiste en buscarnuevos paisajes, sino en poseer nuevos ojos”.(Artículo del INYM)Martes, 17 de octubre de 2017
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