Claves del show de U2 Para el tour aniversario de The Joshua Tree dejan atrás la espectacularidad por una sobriedad que igual sorprende. En unos días, Bono, The Edge, Larry Mullen Jr. y Adam Clayton volverán a subir al escenario del Estadio Unico de La Plata, para poner en marcha su tramo argentino del The Joshua Tree Tour, que celebra los 30 años de la edición de uno de los álbumes más exitosos de su extensa trayectoria.
Será el cuarto capítulo de una historia que la banda comenzó a escribir junto a su público argentino en febrero de 1998, cuando hizo su debut local con el Pop Mart Tour, que los trajo por primera vez a Buenos Aires.
La segunda ocasión que el cuarteto irlandés salió a escena en la Argentina fue en el marco del Vertigo Tour, en febrero de 2006, que presentaba en sociedad el disco How to Dismantle an Atomic Bomb. Bono y los suyos volvieron a llenar el Monumental los dos primeros días de marzo, con los escoceses Franz Ferdinand como teloneros.
Con la tercera visita llegaría la mudanza al estadio platense. La monumental estructura de 360°, marco de la puesta en escena de No Line on the Horizon era demasiado para el césped de Núñez, y las tres fechas en el Unico tuvieron como condimento especial la presencia de León Gieco como invitado para Sólo le pido a Dios, y un homenaje a Gustavo Cerati.
Ahora, U2 regresa la ciudad de las diagonales con una propuesta estética casi en las antípodas de aquella última vez. Clarín vio el show antes de la llegada del grupo a Ezeiza, y te cuenta cuáles son las claves de su nueva propuesta.
U2 HERSTORY
"Herstory". En un segmento significativo del recital, la banda homenajea a las mujeres.
1. EL OBJETO ANTES LLAMADO DISCO. Esta gira que los cuatro integrantes de U2 imaginaron en diciembre y pusieron a rodar a mediados de mayo en Canadá tiene, por encima de cualquier efecto especial y de cualquier invitado estrella, una piedra fundamental que la sostiene: The Joshua Tree, el disco que los irlandeses editaron hace treinta años y cuyo aniversario festejan por el mundo -y también en La Plata-. En épocas de listas de reproducción made in algoritmo, escuchar de corrido las once canciones que componen el álbum que produjo Brian Eno en 1987 es como viajar en el tiempo hasta una época en la que vivíamos menos apurados y teníamos 50 minutos para hacer una misma cosa. La recompensa es grande: después del tridente ofensivo con el que empieza The Joshua Tree -Where the streets have no name, I Still Haven't Found What I'm Looking For y With or Without You- las canciones que siguen, a las que The Edge y Adam Clayton les sumaron algunos arreglos nuevos, resisten estoicas. A ese arranque apabullante que les relegaron sus chances de convertirse en hit y, sobre todo, al paso del tiempo.
2. OJOS QUE VEN, CORAZÓN QUE SIENTE. No es nuevo el vínculo entre los shows de U2 y el despliegue tecnológico. Esta vez, esa apuesta es al mismo tiempo minimalista y ambiciosa. Sobre el escenario no hay más que una pantalla. Pero ocurre que la pantalla es enorme: su largo es equivalente al de ocho arcos de fútbol uno al lado del otro, y de alto es como apilar cuatro aros de básquet. La resolución con la que transmite -"casi" 8K, dice a Clarín el manager de gira de los irlandeses, y se ensancha cuando asegura que es "la pantalla de alta resolución más grande que se haya usado en un tour"- hace lamentar cualquier mínima miopía o astigmatismo: ojos que no funcionen del todo bien estarán desaprovechando una oportunidad única. Y lo que allí se ve desde que se enciende, cuando U2 empieza a tocar The Joshua Tree, es un recorrido que empieza por una ruta y que se va nutriendo de las imágenes que, en su mayoría, tomó para la gira el fotógrafo y realizador Anton Corbijn, el mismo que retrató a los irlandeses en el desierto de Mojave para la tapa del disco que celebran.
3. YENDO DEL HIMNO A LA DISCOTECA. Hay un antes y un después de The Joshua Tree. No sólo en la historia de U2 -y también de la música- sino también en el show que se verá en pocos días en el Estadio Único. Con la cronología como regla, el recital no empieza con la ejecución del disco sino con algunas canciones de álbumes anteriores. Tanques como Sunday Bloody Sunday, Pride o New Year's Day están entre las que los irlandeses más han tocado en el primer acto de esta gira que llega a su pata latinoamericana. En apenas un rato y por si hay algún distraído en el estadio, los músicos nos ponen en autos: han dedicado buena parte de su trayectoria -sobre todo en sus inicios- a componer algunas de esas canciones que, a fuerza de denuncia, de contar el estado del mundo, de recordar algún episodio que cambió la historia de un país o de muchos, se volvieron himnos. Pero no sólo de pintar su aldea vive U2, y de eso se trata un poco el tercer y último acto del show. De los años en los que, Pop mediante, los irlandeses editaron canciones como Vertigo y Beautiful Day, o la inoxidable Mysterious Ways , que desde hace varias giras pone a Bono a fingir hipnosis detrás de los pasos de baile de alguna chica. Detrás de ambos, la pantalla mais grande du mundo proyecta ilusiones ópticas para que el público también quede hipnotizado. Y bajo esos efectos, nadie se salva de mover la patita.
4. BONO VOZ Y SU PANDILLA. El show dura unas dos horas y a Bono, que llegará a la Ciudad de las Diagonales con 57 años, no le hace falta ni el primer verso de la primera canción para calibrar nada: tiene la voz intacta. En el show de Detroit que al que Clarín pudo asistir para adelantar cómo sería su presentación en La Plata, la primera gran demostración de que, como los mejores arqueros, la voz de Bono todavía llega a cualquier parte, la dio cuando cantó Bad. Y la primera ovación para sus cuerdas vocales fue durante With or Without You, justo después de lo de "oh oh oh ohhh", que podría ser cualquier "oh" pero a esta altura del interés por el show de U2 el lector ya sabrá que esos gritos desesperados de amor de With or without you no se parecen a ningunos otros; y que bien cantados hay que aplaudirlos. Pero Bono no está solo en el escenario: The Edge, Clayton y Larry Mullen Jr. son tres máquinas-de-hacer-todo-bien. Y cada uno tiene su ratito de gloria. El baterista, cuando entra solo al escenario y a fuerza de bíceps pone en marcha la noche con Sunday Bloody Sunday. El bajista, cuando convierte el sonido de su bajo en una pared contra la que rebotan todos los disparos de Bullet the Blue Sky. Y el guitarrista, de la mano del riff triunfal con el que entra a Where the Streets Have No Name. Sobre ese instante, un spoiler para los que vayan a La Plata: hay alerta de piel de gallina.
5. TODO SHOW (DE U2) ES POLÍTICO. Ningún show de la banda liderada por Bono estaría completo sin una proclama. Y The Joshua Tree Tour no es la excepción. Esta vez, son las mujeres las que están en el centro de la escena, a la altura de Ultra violet (Light my way), una canción de Achtung Baby que dice "oh, nena, secate las lágrimas de los ojos / sabés que necesito que seas fuerte". Mientras suena, por la pantalla van y vienen imágenes de Patti Smith, de Malala, de Michelle Obama, de Madonna, de Lena Dunham, de las Pussy Riot, de Ellen DeGeneres, de Oprah, de Aretha Franklin. Y un neologismo que intenta torcer el camino frecuente de los hechos: Herstory, una fusión entre el pronombre femenino y la historia. "Dedicada a todas las mujeres de nuestras vidas", casi susurró Bono en Detroit antes de que la pantalla dijese "Mujeres del mundo, únanse". La consigna desembarca en un país donde se comete un femicidio cada 30 horas. Y probablemente no será el único momento político del show en Argentina: la última canción de The Joshua Tree es Mothers of the Disappeared, que alguna vez tuvo a las Madres de Plaza de Mayo sobre el escenario de los irlandeses.
Los shows argentinos tendrán lugar el 10 y el 11 de octubre en el Estadio Unico de La Plata. Su telonero será Noel Gallagher's High Flying Birds. (Julieta Roffo para Clarin)Lunes, 2 de octubre de 2017
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