Los dueños de la opinión Para quiénes trabajan los que marcan la cancha de la campaña. Cuánto cobran. El poderoso tándem Clarín – M&F. La consultora de La Cámpora.
Son pequeños grupos con una misión específica: indagar en la opinión pública a partir de una muestra acotada que se pretende representativa y perfilar un escenario electoral que marque la cancha de la política.
Los encuestadores que trabajan para empresas y partidos políticos son una tribu reducida que pierde prestigio con cada elección pero que renace cada dos años. El Gobierno y la oposición los necesitan: o para tener información precisa o para influir con intenciones de voto que hoy no existen pero mañana quién dice. Los hay para todos los gustos. Se conocen entre sí, se respetan en algunos casos y se desprecian en muchos otros.
El que mejor trabaja no es siempre el que más gana y los candidatos destinan un porcentaje importante de sus gastos de campaña a contratarlos. Cuatro encuestadores consultados coincidieron en que un estudio promedio de 1500 casos -desagregado en 150 páginas- que combine encuesta telefónica por IVR con encuestas presenciales en toda la provincia de Buenos Aires cuesta alrededor de 200 mil pesos. Los políticos que disponen de fondos encargan decenas. Pero no todo es lo mismo.
La consultora que más influye a nivel social es Managment & Fit, la empresa que pertenece al ex funcionario menemista Guillermo Seita.
Dirigida por Mariel Fornoni, creció en forma vertiginosa en la última década hasta llegar a ocupar la tapa de Clarín del domingo. Detrás de los números que publica el diario –y que se propagan enseguida a través de los tentáculos del Grupo- está la figura del ex secretario de Medios de Carlos Menem.
Seita tiene una historia larga en la política pero divide aguas. Ni siquiera sobre sus orígenes hay coincidencia: en marzo pasado él mismo le dijo a la revista Noticias que militó en Descamisados –más tarde, parte de Montoneros- pero son mayoría los que lo ubican en Guardia de Hierro, la agrupación de la derecha peronista que lideraba Alejandro “El Gallego” Álvarez.
JUEZ Y PARTE. Hasta hace no tanto, Seita acostumbraba confesar en privado el secreto de su éxito: un diálogo con Héctor Magnetto en los inicios de M&F, el contacto más influyente que había preservado de su gestión como secretario de Medios.
“Largate con todo que yo te respaldo”, le habría dicho el CEO de Clarín. Eran tiempos en que Seita vivía en Mar del Plata –la ciudad donde nació Fornoni- y paraba en Buenos Aires en el Hotel Esplendor.
Según los últimos números que M&F elaboró para Clarín y se publicaron el domingo pasado, el escenario en la provincia de Buenos Aires orilla el triple empate. Esteban Bullrich tiene un 28,5 %, Cristina Kirchner un 27,8 y Sergio Massa, un 24,1 %.
El dato no deja de sorprender: hace dos meses, la consultora de Seita le otorgaba una intención de voto de 35,3 % a la ex presidenta, 34,3 % al líder del Frente Renovador y 19,5 al ministro de Educación de Mauricio Macri.
No es lo único que hace ruido en torno al dueño de la consultora exclusiva de Clarín. Su plasticidad es tanta que ¿lo habilita? para medir opinión pública en el principal diario, elaborar un newsletter para los empresarios de AEA –donde Clarín pisa fuerte- y operar, además, a favor de candidatos que lo contratan en forma personal. Desde Tigre o desde las oficinas que tiene en Avenida del Libertador, a una cuadra del Patio Bullrich, Massa suele hablar con el dueño de M&F: gente de su confianza ya trabaja a las órdenes de Sergio. El mismo Seita se reconoce hoy su asesor, así como lo fue en 2015 de Daniel Scioli y del electo presidente. CONSULTORAS AMARILLAS. La otra gran consultora que hace investigación de opinión pública a pedido de un diario es Poliarquía, hoy dirigida por Alejandro Catterberg y Eduardo Fidanza. Se hicieron conocidos gracias al diario La Nación y siguen publicando ahí pero ahora también tienen como cliente a la Casa Rosada. Desde que desembarcó en el Gobierno de la Ciudad, el macrismo trabajó básicamente con dos encuestadoras de cabecera: Isonomía y Durán Barba y Asociados. Isonomía es dirigida por Juan Germano y Rodrigo Martínez, dos politólogos de la Universidad Di Tella que hoy son los preferidos del Gobierno. No difunden sus números, son respetados por su prudencia y trabajan en forma exclusiva para el proyecto de Cambiemos.
El ecuatoriano Durán Barba es el más conocido de los asesores oficiales. Su rol es de lo más versátil: aporta en la estrategia comunicacional y hasta contrata encuestadoras para el oficialismo. En ese pelotón figuran desde Poliarquía e IPSOS hasta Aresco, la consultora fundada por Julio Aurelio en 1977 que hoy dirige su hijo Federico.
En Aresco remarcan que trabajan para cualquiera que los contrate: el Gobierno nacional, gobernadores de distintos partidos y también la oposición. Pero tampoco dan a publicidad sus números. INFLUIR O DECIDIR. Para Federico Aurelio, el dato fundamental no es quién encarga un sondeo sino cómo se hace y cuál es el objetivo. “Hay consultoras que no tienen plan de investigación y que se contratan básicamente para difundir datos que buscan influir en la sociedad. Y hay otras que se contratan para hacer un trabajo que sirva después para tomar definiciones políticas. Nosotros estamos entre las últimas”, le dijo a Letra P.
Según Aurelio y otros consultores que prefirieron no dar sus nombres, hay encuestadoras que son utilizadas por factores de poder, gobiernos o sectores de la oposición únicamente para generar un clima e imponer una agenda. La contracara es que los trabajos de esas empresas no son tenidos en cuenta a la hora de tomar decisiones políticas: orientar una campaña, apuntar a un segmento, elegir un contrincante.
En este marco, vuelve la discusión que nunca termina: ¿Influyen las encuestas en una campaña electoral? ¿A quién le pueden cambiar el voto? Los sondeos que se difunden a través de los diarios inciden sobre el círculo rojo y pueden derivar en financiamiento para las campañas. Más difícil es que lleven a los votantes a definir.
Para la directora de PollData, Celia Kleiman, “las encuestas no modifican la realidad, apenas permiten conocer lo que ya está presente y sólo impactan en circunstancias muy específicas, como las del llamado ‘voto útil’”.
Kleiman sostiene, además, que, para impedir tergiversaciones, las consultoras deberían atenerse al Código Internacional de Prácticas para la Publicación de Estudios de Opinión Pública suscripto por Esomar, Wapor –entidades que nuclean a investigadores en Europa y a nivel mundial- y la Sociedad Argentina de Investigadores de Marketing y Opinión (Saimo). ¿Tiene que haber una regulación sobre el tema?
LAS ENCUESTAS DE CRISTINA Y MASSA. Frente a lo que considera un “efecto derrame de la mentira”, el kirchnerismo fuera del poder también tiene sus consultoras de confianza. Sin embargo, de aquel Frente Encuestológico para la Victoria -Jorge Asís dixit-, hoy no queda casi nada.
A la tradicional de Artemio López se sumó ahora Analogías, la empresa que Analía del Franco le vendió el año pasado al ex funcionario kirchnerista Pablo Mandia.
Ex ajedrecista al que le gustaba competir en Olimpíadas de Matemáticas, Mandia tiene 40 años y se inició en política en el Frente Grande a mediados de los noventa. Alineado con Aníbal Ibarra, en 2002 dirigió el CGP de Coronel Díaz y Berutti y entre 2011 y 2015 trabajó en la Subsecretaría de Comunicación Pública.
El proveedor de los números que consulta Cristina Kirchner niega haber estado detrás de un ejército de tuiteros kirchneristas porque -dice- el proyecto derrotado por Macri “nunca entendió la importancia de las redes”. Dueño de la firma PyP Social Media, hoy orienta la estrategia digital para aumentar el tráfico de visitas a los medios cristinistas, desde el Grupo Indalo de Cristóbal López hasta el Grupo Octubre, de Víctor Santa María.
Su amistad con el ex subsecretario de Comunicación y actual diputado camporista Rodrigo “Rodra” Rodríguez lo acercó al círculo íntimo de Cristina y lo puso en contacto con su hijo Máximo. Ahora dueño de Analogías, su lema es tan contundente como abstracto: “La política no tiene que ensuciar al número y el número no tiene que ensuciar a la política”. Con ese latiguillo, se ganó la confianza del comando de campaña de la ex presidenta y se convirtió en el encuestador principal de la Unidad Ciudadana.
Para Analogías, el triple empate que muestran las consultoras que contrata Sergio Massa no existe. Ubica a CFK con una intención de voto del 33,8%, más de siete puntos arriba de Esteban Bullrich y 17 por encima del ex jefe de Gabinete. Pero, si se mide por espacio político y la marca Cambiemos pesa, la diferencia a favor de Unidad Ciudadana se achica de 33,5 a 31,4. Según sus datos, Massa queda entre 18 y 20 puntos por debajo de la polarización.
Dentro del espacio kirchnerista, se menciona también como consultor al CEOP de Roberto “Tito” Bacman, que nació de la mano de Clarín y Alberto Fernández y terminó en las adyacencias a la ex presidenta. Un caso extraño. Con Massa, trabajan hoy el histórico encuestador del peronismo Hugo Haime, la consultora del ex IPSOS Luis Costa y un equipo de investigación que lideraba el fallecido Sergio Bendixen. Existen, además, trabajos puntuales de Raúl Aragón y González Valladares. Ese grupo de empresas es la que ubica al ex intendente de Tigre más cerca del podio que se disputan el Frente Cambiemos y la Unidad Ciudadana.Viernes, 7 de julio de 2017
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