Hugo Arana: “Sacar la materia negra es maravilloso” “El sueño de los actores es hacer de hijo de mil p...”, dice el intérprete que está filmando una película en el papel de un coronel asesino durante la dictadura. Explica que “es maravilloso poder sacar la materia negra que tiene cada uno”.
Lleva la actuación en la sangre. Se abrazó con pasión a su vocación y no la soltó más. Afirma que actuar lo acerca a un estado de armonía y que la interpretación lo conecta con su infinito mundo interior que lo enriquece profesional y personalmente.
En esta oportunidad, el primer actor Hugo Arana, quien se encuentra protagonizando en el Teatro Nacional Cervantes la obra "1938. Un asunto criminal", entre otras cuestiones, analiza las motivaciones que lo siguen impulsando a incursionar en el alma de los distintos personajes que le acerca su oficio artesanal.
l ¿Cómo fue el camino que lo trajo a este presente?
-Intrincado. Arrancó en la desesperación. Yo era adolescente y no había terminado la secundaria porque había que trabajar. Como no tenía oficio, laburé en muchos lugares distintos. Por esos años. era amigo de uno de los dueños de dos cines de Lanús. Me encantaba ver películas. Veía muchas de pistoleros. En ese entonces, trabajaba en una carpintería y tenía un compañero muy culto. En una ocasión, me invitó a ver "La fuente de la doncella" de Ingmar Bergman. Recuerdo que salí del cine salí impactado. Era la primera vez en mi vida sentí que había otro mundo. Eso fue un mojón en mi vida. Pasó el tiempo. Cierto día, con 21 años, vi un afiche que decía: "Hágase actor. Centro Experimental Cinematográfico". En ese momento, pensé: "¿Actor?". Nunca se me había ocurrido. Jamás había ido al teatro. Anoté la dirección y el día que cumplí 22 años me inscribí en esa escuela de teatro. Tres meses después me dije: "De acá no me saca nadie". Afloró mi pasión por la actuación y el teatro me atrapó.
l ¿Por qué y para qué actúa?
-Es algo mental, emocional, vivencial, que entra por todos mis sentidos y que permite que el niño que llevo adentro siga jugando.
l Alguna vez se preguntó, ¿para qué me metí en esto?
-Sí, me metí porque quería hacer algo con mi vida, porque siempre pensé que un hombre debía tener un ideal, un camino y yo lo encontré en la actuación.
l ¿Por qué caminos impensados lo llevó su vocación?
-Por un recorrido interno. Para construir un personaje, uno debe alimentarse de lo interno, bucear en cosas personales, la mayoría de ellas vinculadas con la niñez, porque en esa época uno es una esponja que absorbe todo. Esa búsqueda interna te lleva a meterte en tu propia selva, cosa que me alimenta, me divierte y me gusta. l Y esa búsqueda, ¿no tiene fin?
-No, porque todo ser humano es infinito, como el Universo.
l ¿Usted trabaja para vivir o vive para trabajar?
-Mi anhelo es vivir de mi trabajo. Mi sostén visceral se centra en la necesidad de construir historias.
l Al actuar, ¿duda de algo o lo tiene todo claro?
-Dudo. Cada vez que tengo algo muy claro, desconfío.
l La actuación, ¿lo acerca a un estado de felicidad?
-La actuación tiene que ver con la búsqueda de la armonía.
l ¿Es cierto que no hay dos funciones iguales?
-Cuando eso ocurre, algo anda mal.
l En sus interpretaciones, ¿prevalece la emoción o la técnica?
-El oficio existe. Al igual que el éxito, la inspiración y el don son cosas por las que uno poco puede hacer, porque no nos pertenecen. La gente es la que determina si lo que uno hace tiene éxito o no. Por lo tanto, el éxito les corresponde a ellos. Sin el público, nuestro trabajo carecería de valor. Sin los espectadores, los actores sólo seríamos muñequitos tirando manotazos al aire. l En lo profesional, ¿de qué se siente de vuelta?
-De nada. Creo que uno aprende cada vez más el oficio y también aprende cada vez más el sentido crítico.
l ¿Por qué vivencias debe pasar un actor?
-Por la vida misma. Es la existencia la que nos proporciona nuestro propio misterio y el camino a recorrer. No creo que haya un método. Hay que laburar y transpirar la camiseta. l ¿Es la suya una profesión de alto riesgo psíquico y físico?
-Siento lo contrario. El poder recorrerse es una gran ayuda. En este momento estoy participando en una película en donde encarno a un coronel asesino de la época del proceso. En general, el sueño de los actores es hacer de hijo de mil putas y el de las actrices es hacer de prostituta. Lograrlo, genera un gran placer, porque concretarlo en la vida nos metería en serios quilombos. Quizás, yo hubiera querido cortarle la yugular a muchos tipos, pero no lo hice por moral, por ética, por miedo a ir a la cárcel o por temor a que me salga mal y el otro me mate, pero ese impulso está en cada ser humano, como así también está el impulso amoroso. Hacer un personaje que nos permite sacar la materia negra de cada uno es maravilloso. (Diario Popular)Lunes, 17 de octubre de 2016
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