Stanovnik abrió la Puerta Santa de la Misericordia El arzobispo de Corrientes habilitó el período de Indulgencia. Hubo procesión desde el Santuario de la Cruz de los Milagros. La Diócesis de Corrientes celebró ayer la apertura de la Puerta Santa en la iglesia Catedral Nuestra Señora del Rosario como parte de las acciones impulsadas por el papa Francisco, con motivo de la inauguración del Año de la Misericordia.
La ceremonia estuvo presidida por el arzobispo, monseñor Andrés Stanovnik, quien en su homilía resaltó que en el Año de la Misericordia “se nos brinda una ocasión extraordinaria para liberarnos del peso de los propios pecados”.
La celebración comenzó en el Santuario de la Santísima Cruz de los Milagros, “para tomar conciencia de que la cruz es el signo por excelencia del perdón de Dios”. Desde la iglesia, ubicada en Belgrano y Salta, una nutrida procesión partió junto al arzobispo y todo el clero, hasta la iglesia Catedral, donde se abrió la Puerta Santa.
Como el papa Francisco dispuso que cada obispo designe templos o santuarios en los cuales también se abra esta Puerta Santa y hasta donde los fieles puedan peregrinar, en la iglesia local se estableció que esta Puerta se abriera también en la Basílica de Nuestra Señora de Itatí, el santuario de la Cruz de los Milagros, y en la parroquia de San José de Saladas.
“Quién no se alegró alguna vez cuando por fin, se le abrió una puerta después de que todas se le habían cerrado.
La imagen de la puerta cerrada provoca angustia y miedo; a lo sumo puede ofrecer una cierta seguridad, pero una seguridad frágil siempre basada en el temor al peligro. En cambio la puerta abierta brinda una sensación de libertad, de acogida y de encuentro”, dijo Stanovnik y agregó: “Jesús es la puerta de la Misericordia que nos espera arrepentidos para hacernos experimentar la gracia de su perdón. ¡Cómo voy a perder esa oportunidad extraordinaria de sacarme el peso de mis pecados! ¡Que nadie se quede sin entrar por esa puerta!”.
Asimismo, instó a redescubrir las obras de misericordia corporales: “Dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos”, y a no olvidar las obras de misericordia espirituales: “Dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia las personas molestas, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos”.Domingo, 13 de diciembre de 2015
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