Corrientes no moverá el amperímetro en el balotaje, todo se decidirá en distritos centrales 
Prácticamente siete de cada diez votantes que en las elecciones generales del 25 de octubre no eligieron a Daniel Scioli ni a Mauricio Macri, se concentran en seis distritos ubicados en la franja central del país.
Son el objeto del deseo para la segunda vuelta que se llevará a cabo el 22 de noviembre.
En ese segmento está la llave para destrabar el camino hacia la Presidencia de la Nación, los candidatos lo saben y seguramente habrán de concentrar en esa latitud su último esfuerzo electoral.
Las provincias del Norte y del Sur constituyen, literalmente, un círculo periférico no determinante. Si bien en conjunto pueden ayudar a engordar la cosecha, salvo que la competencia resulte pareja, voto a voto, su incidencia es menor. Solamente en un caso extremo pueden definir la disputa. Los distritos pobres, como Corrientes, no mueven el amperímetro electoral.
La regla marca que no todas las elecciones son iguales, pero ante el hipotético caso de que no haya cambios ni deserciones, es decir que aquellos que el domingo último votaron a Scioli y a Macri lo vuelvan a hacer el 22 de noviembre, el objetivo de los candidatos estará centrado en conseguir la mayor parte de ese 28,8% que no pudieron capturar anteriormente y que ahora está disponible. Corrientes representa apenas el 1,5% de ese segmento.
De los 7 millones de votos que están boyando como camalote en el Paraná en busca de un puerto (que puede ser Scioli o Macri), la provincia de Corrientes tiene solamente 120 mil votos. No sirven de mucho. El raquitismo electoral también comprende a los vecinos del Chaco, Misiones, ni que hablar de Formosa.
En el balotaje, Scioli o Macri -para el ejemplo da igual- podrían acaparar todos los votos en las provincias del NEA o el NOA, también en la Patagonia y ni siquiera así lograrían emparejar el caudal de sufragios que pueden conseguir en los distritos centrales.Sábado, 31 de octubre de 2015
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