Corrientes, después del fuego Los incendios consumieron casi un millón de hectáreas en la provincia litoraleña y las primeras estimaciones de pérdidas hablan de más de $ 60.000 millones. Los productores ven un panorama poco alentador hacia adelante y consideran que “normalizar” las actividades llevará, por lo menos, tres años
Posiblemente, los dos primeros meses de 2022 fueron los peores en la historia de Corrientes: la naturaleza le asestó un fuerte golpe no tanto por lo inesperado como por lo contundente. A la extrema sequía que aún vive la provincia se le sumaron incendios que arrasaron más de 900.000 hectáreas, cerca del 11% del territorio provincial.
Es por esto que los correntinos hablan de una catástrofe, y el término no tiene hoy discusión. Más allá del desastre ambiental que produjo al afectar los esteros del Iberá y demás zonas silvestres, el fuego puso en jaque el sistema productivo-agropecuario, desde la ganadería, principal actividad de la provincia, hasta las explotaciones forestales y yerbateras.
El desastre fue total y parejo para los diferentes sectores. El último reporte del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) habla de que la superficie quemada alcanzó las 934.238 hectáreas, ,más de 420 veces la superficie de la Ciudad de Buenos Aires. Las pérdidas económicas, aunque todavía difíciles de calcular, fueron estimadas por la Asociación de Sociedades Rurales de Corrientes (ASCR) en casi 70.000 millones de pesos, aunque no extrañaría que escalen hasta los 100.000 millones si se tienen en cuenta las consecuencias a mediano plazo.
Alertas
Semejante destrucción encendió alertas a nivel nacional. Los gobiernos nacional y provincial, como así también el Banco de Corrientes y el Nación, y entidades privadas, pusieron a disposición de los productores diferentes líneas de financiamiento, con tasas de interés bonificadas y períodos de gracia. Pero la asistencia no parece suficiente ante la dimensión de lo ocurrido.
Por suerte las lluvias llegaron la semana pasada con 70 milímetros en promedio caídos de forma bastante homogénea en la provincia- El grueso de los focos fue cediendo y dio un respiro a bomberos, brigadistas, productores y todas las personas que combatieron las llamas por más de un mes. Entonces quedaron a la vista los restos de campos y producciones alcanzados por el fuego.
Pasado el infierno, quedaron las cenizas y un sistema productivo casi colapsado. El trabajo de los productores no finalizó. Tienen por delante una etapa más ardua: volver a poner en pie el andamiaje productivo provincial. Saben que no será fácil ni rápido. Todos los actores coinciden que llevará años volver a una suerte de “normalidad”.
“Lo peor está por venir”
“Lo que pasó en Corrientes fue como un terremoto, un huracán, del cual se van dando sus efectos en cuotas. Lo más simbólico fue el fuego, pero lo peor está por venir, cuando empiece el invierno y las heladas. Ahí va haber mucha mortandad de animales, masivamente. Va a ser un escenario fantasmal”, definió el panorama a mediano y largo plazo el tesorero de la Asociación de Sociedades Rurales de Corrientes (ASCR), Martín Bruzzo.
Según el directivo, dos fenómenos se conjugaron: una extrema sequía, que hace ya tres años afecta a la provincia, y los incendios. Una situación ya grave de falta de lluvias fue profundizada por el fuego. “La sequía continúa, porque se agotaron los afluentes, las reservas de agua. Corrientes tiene en forma normal casi un 50% de agua en superficie y la producción ganadera y la agricultura está acostumbrada a ese porcentaje de agua. Ese ciclo natural se rompió”, lamentó Bruzzo.
La situación generó dos problemas para la ganadería. El primero es que la falta de lluvias impidió que crecieran las pasturas estivales, por lo que los animales no pudieron alimentarse adecuadamente y tampoco se pudo hacer reserva de alimentos. El segundo es que las pocas pasturas que había fueron consumidas por el fuego. “Hay dos cosas por hacer que son fundamentales en el corto plazo reinstalar los alambrados y conseguir la comida para los animales”, dice Bruzzo.
Pero no solo fue afectada la ganadería. Bien sea por la sequía o los incendios, la agricultura también se perjudicó La falta de lluvias secó lagunas y también napas. “Ese río subterráneo que antes estaba muy cerca para sacar agua vía perforación, bajó muchísimo y se secaron las bombas. Citrus, forestación, yerba o té: se están muriendo las plantaciones. No es que llueva ahora o el año que viene y se recuperan. No. Hay que plantar de nuevo e intentar recuperar en cinco años”, concluyó Bruzzo.
“Paso a paso”
Ricardo Mathó Meabe es un productor ganadero correntino de la localidad de Mercedes, una de las zonas más castigadas por los incendios. De hecho, su campo fue uno de los primeros a los que llegaron las llamas, que el 30% de sus hectáreas. Tras las lluvias, Caio, como se lo conoce, dice que es momento de “serenarse y empezar un trabajo paso a paso”.
“Es tal la cantidad de cosas que uno tiene en la cabeza y los problemas a resolver, que parece imposible. Pero la gente volvió al campo, en principio, a ponerse al día con la sanidad de los animales y la reclasificación de los lotes, porque después de cortar los alambres la hacienda se mezcló”, detalló el productor a Infobae.
Volver a instalar los alambrados es uno de los primeros trabajos del productor. Implica “volver a ponerle paredes al campo.; por lo menos los perimetrales, los más importantes y ahí es donde viene el baile, porque no solamente hay que tener la plata, los alambradores cobran toda la semana y hay dificultad para comprar alambre que hoy vale un 50% más. Así también no se consiguen postes, equipos para hacer los trabajos”, puntualizó Mathó Meade. Y los créditos anunciados todavía no están disponibles. Otro punto que preocupa mucho al productor es la falta de pastos, inclusive tras las lluvias. La vegetación suele reaccionar rápido al agua pero aún “no se ve nada verde. “Se quemaron hasta las raíces, por lo que no están reaccionando los campos y ese es el temor que tenemos. Si no hacemos las reservas necesarias hasta abril, se va a hacer muy difícil. Hay un panorama muy complicado de aquí en adelante. “Nos va a llevar no menos de tres años para que todo vuelva a la normalidad”.
“Cambio de cabeza”
Si bien las lluvias ayudaron a apagar los principales focos de incendio, el pronóstico climático no es alentador, pues no se prevén precipitaciones importantes. El agua seguirá “esquivando” a la provincia. Lo que significa que el fuego puede volver a hacerse presente. “Puede pasar de nuevo, en cualquier momento”, advierte el consejero regional de Coninagro por Corrientes, Nicolás Carlino.
“Es un miedo y un riesgo permanente por las condiciones climáticas que tenemos y por los dos meses de sequía pronosticados para delante. Mañana pueden arrancar de nuevo los fuegos”, se lamentó en diálogo con Infobae, aunque entiende que las condiciones, de alguna manera, cambiaron respecto a enero cuando arrancaron los primeros focos, ya que hoy “las dotaciones, las brigadas y la gente están preparadas para controlarlo. Que los fuegos se produzcan por ahí no podemos evitarlo, pero creo que tenemos más chances de defendernos ahora que las que teníamos antes”.
Según Carlino, la magnitud del desastre generó un cambio en los productores. Sobre todo la cuestión de que una situación así no los puede encontrar de nuevo sin estar preparados. El dirigente remarcó como necesario que “tener una capacitación para poder enfrentar esos focos y tener algún tipo de equipamiento para poder hacer una asistencia inmediata. No solo es el Estado, que tiene una responsabilidad que es ineludible, sino que nosotros también tenemos un compromiso porque son nuestros campos, es de lo que vivimos”.
Por último Carlino, en coincidencia con Bruzzo y Mathó Meabe, considera que la recuperación hasta llegar a una suerte de “normalidad” durará por lo menos tres años, pero lo quedará constante es el recuerdo de lo que pasó: “la forma en que impactó lo sucedido, la impotencia que le hizo sentir al productor de ver como el fuego arrasaba, lo ha shockeado de una manera importante. Vi gente muy golpeada, los destruye moralmente. Creo que esto les cambió la cabeza a muchos productores”.Lunes, 7 de marzo de 2022
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