Monseñor Ricardo Faifer se despide de la diócesis de Goya Monseñor Ricardo Oscar Faifer se despedirá el jueves 8 de octubre de la feligresía de la Diócesis de Goya, dado que viajará a Gualeguaychú, Entre Ríos, en su ciudad natal donde residirá a partir de ese día. Concelebrarán la misa el Obispo Adolfo Ramón Canecín, el vicario general monseñor Luis María Adis, los decanos y los sacerdotes diocesanos y religiosos.
Monseñor Adolfo Ramón Canecin, convocó a los feligreses de esta diócesis a participar de una misa de acción de gracias por el ministerio episcopal de monseñor Ricardo Oscar Faifer. La Eucaristía será a las 20.00 en la catedral “Nuestra Señora del Rosario” de Goya.
Monseñor Ricardo Oscar Faifer vive en estos días momentos emotivos, de gran intensidad, al saber que debe despedirse de los sacerdotes, religiosos y laicos con quienes he “tratado de cumplir con lo que el Señor y la Iglesia me han encomendado” durante 13 años dijo el obispo emérito en declaraciones a los periodistas.
Al hacer un balance de sus casi 13 años al frente de la Diócesis de Goya, y dijo que con monseñor Adolfo Canecin queda la Diocesis de Goya en “buenas manos”.
El pasado el 4 de septiembre, monseñor Ricardo Oscar Faifer cumplio75 años y como la norma canónica de la Iglesia católica así lo indica, un tiempo antes envió su renuncia al Papa Francisco, la que fue aceptada oficialmente el pasado 24 de Septiembre, día en el que el hasta entonces obispo coadjutor, Adolfo Ramón Canecin se transformó automáticamente en el nuevo pastor de la Diócesis de Goya.
“A partir de la aceptación de mi renuncia por parte del Papa, yo ya no tengo ninguna autoridad en la Diócesis, queda todo bajo la responsabilidad de monseñor (Adolfo) Canecin”, dejó en claro el obispo Ricardo Oscar Faifer.
“Yo paso a ser obispo emérito, que significa que paso a ser un obispo jubilado. El obispo emérito es el que ya ha cumplido una misión eclesial y queda libre de oficios concretos, de responsabilidades. Vivís de otra manera el servicio de ser obispo”, explicó quien hasta el pasado jueves 24 de Septiembre, ejerció la máxima autoridad, como tercer obispo de la iglesia diocesana.
“Estoy bien, agradeciendo a Dios, a la Iglesia, y a tanta gente con la cual he trabajado, y que me han acompañado con sus oración, con su entrega, con su trabajo apostólico, y también al servicio de la gente, en todo sentido. Les agradezco de corazón la comprensión, la bondad, la colaboración brindada”, dijo monseñor Faifer.
Consultado como sería su vida de aquí en más y se volvería a Gualeguaychú (Entre Ríos), de donde es oriundo y tiene sus familiares, respondió “eso lo he dicho ya el año pasado, tenía la convicción antes de pedir por un obispo coadjutor. Tengo la convicción que el obispo emérito, mejor que no se quede en el lugar donde ejerció su ministerio para no condicionar el accionar del obispo nuevo”, remarcó.
13 AÑOS DE OBISPO Al hacer un breve balance de su pastoreo al frente de la Diócesis de Goya, en sus casi 13 años como jefe de la iglesia local, dijo, aludiendo al texto del Evangelio de Lucas, “somos simples servidores. No hemos más que cumplir con nuestro deber. He tratado de cumplir con lo que el Señor y la Iglesia me han encomendado. El juicio lo tiene Dios y el corazón de la gente”. Resaltó que desde el 12 de diciembre de 2002, cuando asumió “llevé adelante la ordenación de diáconos que estaban preparados, y hoy tenemos 24 diáconos permanentes. Eso es una bendición de Dios para la Diócesis. También hemos podido celebrar bien con mucha preparación el 50° aniversario de la Diócesis que se cumplió en 2011, de donde surgieron dos prioridades: familia y catequesis que se están llevando adelante”.
El obispo Faifer se refirió igualmente a la veneración popular al Gauchito Gil. “He tratado de asumir esta realidad que se da, y entonces tenemos que asumir las cosas, lo cual no significa bendecir todo y todo está bien, sino asumir para purificar, como lo es la devoción popular a la Cruz Gil. Hemos dado pasos importantes al respecto”, apuntó.
Asimismo, resaltó el trabajo “fructífero”, en todos estos años, de la Conferencia Episcopal Argentina, de la que fue parte. Valoró, los documentos sobre las elecciones, el que refiere “al flagelo de la droga”, y el del “Bicentenario en justicia y solidaridad”, pero “las cosas no tienen que ser solo documentos sino acciones en la vida”, enfatizó.
En su charla dejo también su impresión sobre la histórica visita del Papa Francisco a Cuba y los Estados Unidos, que han tenido repercusión mundial.
“El Papa sabe interpretar el ansia, los deseos, la problemática de la gente, sus esperanzas. Y te sentís identificado en él. Es una maravilla, un don, un regalo tan grande de Dios que no terminamos de asombrarnos. Y todo esto nos compromete más para la vida, tanto a los obispos titulares como a los obispos eméritos y a todos”.
Aclaró de todos modos, que “uno tiene que estar siempre advertido de la tentación del triunfalismo. Ser cristiano no es que nos aplaudan. Ser cristiano es seguir a Jesús, y sabemos que seguir a Jesús, en toda la vida, en todos los aspectos, es difícil, pero es posible porque el Señor nos dijo no tengan miedo, yo estoy con ustedes. Y nos regala el espíritu, que nos capacita para vivir su mensaje”.
“Nos da muchísima alegría lo que sucedio con el Papa en su paso por Cuba y los EEUU y también un sano orgullo, porque este hombre vestido de blanco que interpreta e interpela las conciencias, que entusiasma, fue miembros del Colegio Episcopal de Argentina, es argentino, sudamericano, y todo esto nos llena de un sano orgullo. Pero que no nos quede solo en emoción, sino que es posible la alegría de seguir a Jesús y de testificarlo”, remarcó monseñor Faifer. Y acotó: “El Papa propone un nuevo humanismo, un humanismo más en la libertad verdadera, en la verdad, en la alegría, en la belleza de los valores auténticos que realzan al ser humano”.
MENSAJE
Finalmente, a modo de mensaje para todo el pueblo diocesano expresó “nosotros vamos haciendo camino en la vida, pero sabemos que hay un camino que es el Señor. Yo soy el camino, la verdad y la vida, de tal manera que este ir haciendo camino significa meternos en la realidad, en el corazón del Señor, y en el corazón de la gente”.Lunes, 5 de octubre de 2015
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