Día del Trabajo: No hay nada que festejar A estas alturas y con el recuerdo de haber pasado otro 1° de mayo, se impone la reflexión. Tras los actos oficiales, el mensaje del Intendente y las diversas conmemoraciones, las reuniones familiares, el festejo de algunos, la esperanza y la ilusión de otros, aparecen ellos, los de la foto, quienes en distintas horas del día cumplen con el insalubre trabajo necesario de recolectar lo que se desecha.
A estas alturas, se podría decir, sin temor a equívocos, que son ellos, como tantos otros, ejemplo de la fuerza de trabajo, parte de la maquinaria motríz de la comunidad, que con su colaboración elemental todas las mañanas o todas las tardes, depende de la jurisdicción que les toca, quienes tienen que lidiar con lo peor de la sociedad, la basura.
A ellos, un reconocimiento enorme, tardío en horas quizá pero no por eso menos importante. Lo triste, y la imágen lo evidencia inexorablemente, es lo poco cuidados que están, estas personas que merecen, como cualquier otra de una mínima dignidad, y más aún dependiendo de la administración que debe velar por el respeto, el derecho y sobre todo la dignidad de cada uno de los representados, el pueblo, digno y soberano mandatario que sin lugar a dudas, en poco tiempo evaluará en las urnas si le da o no otro voto de confianza y delegación de su soberanía a esta administración que lleva varios años gobernando la ciudad.
La imágenes son más que elocuentes, es decir, hablan por sí mismas, y dejan a las palabras como un mero soporte de lo que ya se ve. Es una extracción de una realidad cotidiana, inmortalizada hace pocos días en una calle céntrica minutos antes de las 17. Las imágenes de estos dos obreros municipales, sin el mínimo de protección sanitaria, deja al descubierto el poco respeto por la dignidad humana de la patronal y en última instancia de los propios mandatarios del Gobierno Municipal.
Esta foto, cuanto menos, duele y mucho. Es la radiografía del abandono, es la exposición de la desidia o el poco cuidado, la falta de decoro y el nulo respeto, no sólo a ellos, que trabajando en esas condiciones cuanto menos, pueden contagiarse de cualquier enfermedad infecciosa, sino para el resto de los conciudadanos. Los curuzucuateños no merecen seguir viendo ésta postal infame, de trabajadores municipales juntando la basura de todos sin un mínimo de protección.
Mucho se habla, y sobre todo en estos últimos días, de la problemática de la basura, de que la ciudad huele a podrido por la desaprensión de vecinos inescrupulosos que afean una ciudad que busca ser turística. La imagen duele y molesta, porque evidencia el maltrato hacia los trabajadores, que en un día como este, no se sabe a ciencia cierta, si hubo algo para festejar. Porque más allá de contar con un trabajo insalubre, lo indigno se apodera al trabajar en esas condiciones inhumanas y plausibles de ser víctimas de cualquier enfermedad.
Esta imagen, como tantas otras, será una instantánea más que el pueblo soberano en octubre tendrá en cuenta cuando ejerza su derecho a elegir una administración con caras nuevas o a castigar con su voto por manifestaciones como estas. Un gobierno que no garantiza dignidad a sus trabajadores no merece ser tenido en cuenta. Y si no hay dignidad humana en el trabajo, no hay nada que festejar.
Martes, 2 de mayo de 2017
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