Con velas encendidas a la espera del Señor resucitado Curuzú vivió su vigilia pascual 
Según una antiquísima tradición, esta es noche de vigilia en honor del Señor (Ex 12,42). Los fieles, tal como lo recomienda el evangelio (Lc 12,35-36), deben parecerse a los criados, que con las lámparas encendidas en las manos, esperan el retorno de su señor, para que cuando llegue los encuentre en vela y los invite a sentarse a su mesa" (Misal, pág. 275).
Tal y como lo dicta la tradición en la noche de este sábado santo, la más extensa de todas se celebró en las tres parroquias de Curuzú Cuatiá lo que se denomina la vigilia pascual, en la cual se cumplieron con los ritos y la celebración litúrgica.
En el caso de la Parroquia Nuestra Señora del Pilar, la celebración comenzó a las 20.30, con el templo a oscuras y la feligresía en la puerta de la parroquia donde se hizo un fuego del cual se extrajo además las brasas para el incensario. Al fuego se lo bendijo, por lo que es "fuego nuevo", que simboliza la luz de Cristo y de su orígen se extraen las brasas que servirán para el incensario, que tuvo un protagonismo importante en toda la celebración que constó de tres partes.
Tras la bendición del fuego, el párroco y decano padre Norberto Damelio y sus diáconos procedieron a encender el cirio recién bendecido y sobre el cual, el celebrante grabó las letras griegas Alfa et Omega, y el año en curso. Una vez hecho esto, todos los feligreses que llevaron para este ritual una vela fueron encendiéndola desde el fuego del cirio para ir en procesión al templo, que estuvo a oscuras en buena parte de la celebración, sólo iluminado por las velas de todos los presentes.
Una vez dentro del templo, y sólo a la luz de las velas, emulando a la espera del Cristo resucitado, comenzó la celebración en sí misma en la cual se leyeron nueve lecturas, en lugar de dos, que es lo habitual. Estas lecturas fueron extraídas del viejo y del nuevo testamento, además de un repaso por los sacramentos de la eucaristía, la bendición de la pila bautismal y la renovación de votos de la confirmación.
Pero uno de los momentos más sublimes, fue el que se vivió con el rito lucernario y con éste el pregón pascual, cantado, lírico y solemne. Con todos estos momentos especiales de esta noche muy especial, se remarca la pascua del Señor y sobre todo el paso de la muerte a la vida, desde las profundidades de los abismos infernales, victorioso.
Es que justamente, todos los cánticos, oraciones apunta a la experiencia de la Iglesia unida a Cristo centrada en los sacramentos, es Cristo resucitado que hace partícipes a todos de esta resurrección.
Más adelante, se celebró, ya con las luces del templo encendidas, la eucaristía, y a su vez, cada capilla que depende de la Parroquia compartió la luz de Cristo emanada del cirio pascual, recientemente bendecido que acompañará todas las celebraciones del año litúrgico en curso.Domingo, 16 de abril de 2017
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