Cómo sacarle el jugo a la genética aplicada al agro Los especialistas recordaron que la ganancia genética de los últimos 10 años promedió un aumento de rendimientos de 146 kilos por hectárea anuales en maíz y de 100 kilos en soja cada tres años. La capacitación y el intercambio de conocimientos son un tema clave para Nidera, y una forma de ofrecer herramientas para que los productores maximicen el aprovechamiento de la genética.
Así se puso de relieve recientemente en dos Talleres organizados por la compañía en Córdoba y Trenque Lauquen, donde varios centenares de productores se congregaron para escuchar las recomendaciones de los especialistas sobre maíz y soja.
En Córdoba, Rodrigo Bosch, gerente regional de Nidera en el Centro Norte argentino, instó a trabajar verticalmente sobre cada metro cuadrado del lote.
Y justamente, para trabajar con sintonía fina y sacarle todo el jugo a la tecnología, Sebastián Acuña, gerente del servicio técnico de Nidera en Córdoba y San Luis, remarcó la llegada a manos de los productores de los híbridos con las nuevas tecnologías VT3PRO y VIPTERA para el control de insectos y de los materiales HCLMG para el control de las malezas resistentes.
Acuña señaló que entre 1993 y 2015 los rendimientos logrados, alcanzables y potenciales del cultivo de maíz pasaron de 8, 11 y 16 toneladas por hectárea respectivamente a 11, 16 y 23 toneladas.
El 38% fue proporcionado por la mejora genética, el 20% por el aumento de la densidad de siembra, el 11% por la fertilización y el 6% por el espaciamiento entre las hileras del cultivo al pasar de 70 a 52 centímetros. En el caso de Nidera, la ganancia genética de los últimos 10 años promedió un aumento de rendimientos de 146 kilos por hectárea anuales.
No quedan dudas de que Nidera cuenta con uno de los portfolios de híbridos de maíz más completos del mercado. Hay un material para cada necesidad y ambiente y con la opción tecnológica más adecuada para cada caso.
En Trenque Lauquen, donde por un tema de precios del grano y distancia a puertos, el maíz se siembra con fines ganaderos, Javier Latorre, del servicio técnico de Nidera en la provincia de Buenos Aires, hizo un repaso sobre las principales variables de manejo que deben ser tenidas en cuenta.
Se refirió a la densidad, tema donde la estrella mencionada fue el AX7822, que por su plasticidad permite ser sembrado hasta a 50.000 plantas por hectárea. La característica flex de su espiga hace que compense las densidades de siembra con su tamaño. Además, está disponible en versión Triple Pro y Víptera, que se suman a los tres eventos con los que ya se conocía: TD Max, TD/TG y HCL MG
“Estamos ante un año climáticamente Niño. La oferta hídrica hace que el maíz tenga una respuesta positiva al aumento de densidades en ambientes de calidad. Por el contrario, en suelos restrictivos, se irán bajando densidades”, recomendó el técnico.
Entre las novedades destacadas por Latorre estuvo el AX7761, de madurez relativa 117, disponible en versión TDMax. “Es de un ciclo relativamente corto y con un alto peso de mil semillas, por encima de los 340 gramos”, dijo.
Sobre el híbrido estrella de la compañía, el 7822, el técnico recordó que tiene una planta de altura media, una inserción baja de la espiga y un tallo fuerte que minimizan los riesgos de quebrado y vuelco.
Además, presenta problemas con el fenómeno fisiológico conocido como Green Snap, que provoca el quebrado en verde del tallo del maíz. La ventaja de este híbrido es que presenta una rápida lignificación de sus tallos. Por último, mencionó el AX 7918, disponible también con tecnología Víptera y Triple PRO, de un ciclo más largo, de mayor altura, y buen comportamiento a roya.
En Trenque Lauquen, el técnico dijo que un 40% de las siembras se realizan en forma temprana, es decir, durante la primera quincena de octubre, y el 60% restante son siembras tardías, de fines de noviembre o primeros días de diciembre.
El tema, claro está, también fue central en el encuentro realizado en Córdoba. Allí, Acuña sintetizó las ventajas comenzando con la menor densidad de siembra, luego indicó que el nacimiento del cultivo es más homogéneo, lo que permite ganar entre 5 y 8 quintales por hectárea.
El especialista señaló que las siembras tardías posibilitan una mayor acumulación de agua durante el barbecho. También indicó que “las lluvias de diciembre por lo general son más erráticas que las de febrero, por lo tanto, las siembras tardías aseguran una mayor estabilidad al sistema”.
Y agregó que “aunque disminuyen los rendimientos potenciales, el piso de producción es más alto por una buena fijación de los granos”.
Entre las desventajas de las siembras tardías, Acuña mencionó el riesgo de la ocurrencia de heladas tempranas, la menor radiación durante el ciclo del cultivo -que reduce el rinde potencial- y las dificultades que aparecen al cosechar a partir de mediados de mayo -que lleva a un aumento de los gastos de comercialización por el costo de “secada”-.
También indicó que en los lotes con siembras tardías se incrementan los problemas de quebrado y vuelco del maíz, hay una mayor incidencia de tizón, fusarium y enfermedades de espiga y en años secos aumentan los ataques de isoca de la espiga. Además, se dificulta el control temprano de malezas del próximo cultivo, como es el caso de rama negra.Domingo, 30 de agosto de 2015
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