Feliz 73 años ACYAC 
Éste sábado 10 de diciembre la ASOCIACIÓN CULTURAL Y ARTISTICA CURUZUCUATIENSE- BIBLIOTECA POPULAR RIVADAVIA se apresta a celebrar sus setenta y tres años de ininterrumpida labor cultural en nuestra ciudad.
Cada aniversario tiene una significación diferente y celebrarlo tiene más de un propósito, ya sea este el de realizar un balance de los aciertos y errores, el de recordar a quienes nos precedieron, el de valorar a los que dedican su tiempo y esfuerzo para cumplir los objetivos fijados o el de transmitir a las generaciones futuras el amor y la pasión por las artes y los valores que la búsqueda de la elevación intelectual y espiritual entrañan; ya que son los principales destinatarios de nuestras acciones y serán los encargados de preservar la Casa en las que todas las expresiones culturales encuentran su razón de ser.
Aquél 10 de diciembre de 1943 sus fundadores llenos de entusiasmo predijeron su venturoso futuro. Repletos de ideas, sueños e ilusiones emprendieron el camino de honrar al otro a través de las fascinantes manifestaciones del cuerpo y el alma y se propusieron las sublimes metas de DIGNIFICAR: toda acción humana con contenido moral, cívico y religioso que tenga expresión culturalmente valida.
ALENTAR: la vocación creadora del hombre en sus manifestaciones telúricas y universales del arte.
FOMENTAR: el hábito y el placer por la lectura del niño, el adulto y el anciano, valorizando las expresiones de la literatura universal y nacional, las que nacidas del buen gusto, jerarquizan la cultura popular.
POSIBILITAR: al pueblo el disfrute de espectáculos de jerarquía acercando a la comunidad las más genuinas expresiones del arte.
PROPICIAR: publicaciones que alienten expresiones literarias artísticas, históricas, políticas y filosóficas, capaces de contribuir a la formación cultural y democrática de la persona humana.
COMPROMETER: esfuerzos para el perfeccionamiento educativo de las distintas etapas de la vida del hombre, facilitando o creando los medios idóneos para contribuir a su realización.
MANTENER: la Casa de la Cultura como lugar de convivencia cultural y como centro de actividades reveladoras de una tradición histórica comunal.
EXALTAR: a la consideración pública la personalidad de aquellos que durante su vida hayan hecho culto del bien público y hayan contribuido al progreso cultural e intelectual de Curuzú Cuatiá.
RENDIR: permanente tributo de veneración y respeto a la Patria y a sus héroes.
ANIMAR: las disciplinas del espíritu en la búsqueda de la verdad, la belleza, la justicia y el amor como actividad característica de un vivir argentino y occidental trascendente.
Esos jóvenes, Justo Pastor Erro, Manuel Antonio Almirón Foutel, René Borderes, Adelina Ezcurra, Rosa Durich, Manlio Bossi, María I. M. Giacomuzzi, Roberto Loureiro, Raúl Grebe, César Piccirilli, Mario Puga, Mario Pasetto y Germán Foutel, deseaban tanto compartir con todos su amor e interés por la cultura que crearon un auténtico tesoro en el interior de la provincia.
El teatro fue el pretexto y la música, la pintura, la danza y la literatura las encargadas de atraer y conquistar a los curuzucuatienses.
La Casa de la Cultura lleva el nombre de su más ferviente devoto, el entrañable Dr. René Borderes, quien le dedico gran parte de su vida y quien junto a su incansable colaborador Miguel Salvador Verón, alias "el Pato de la Cultura", cual Quijote y su escudero, se convirtieron en figuras icónicas de la misma.
Con el transcurso del tiempo se constituyó en la Decana de las Artes. En su interior alberga la Sala General San Martín en la que se encuentra el molde de yeso del prócer Libertador, la galería de los Presidentes de la Institución y el piano de media cola Chickering; la Sala General Manuel Belgrano, refugio de la Pinacoteca Abal y Casal; la Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia, la más antigua y voluminosa de la ciudad, emplazada en la Sala Victoria Roffe de Andino; el Museo Histórico y de la ciudad José Francisco Candia; la Sala Mario Pasetto; la Secretaría que lleva el nombre de Manuel Antonio Almirón Foutel; la Sala Eduardo A. Sánchez Avalos y el patio Cornelio Saavedra.
Sus paredes guardan el recuerdo de las decisiones de todas las Comisiones Directivas que la han dirigido, el mérito de ser una de las primeras instituciones en reconocer el liderazgo del género femenino, de los inolvidables bailes de carnaval, de los concursos de poesía, de las maravillosas interpretaciones de la Camerata Bariloche, de Antonio De Raco, Raúl Spivak, Nicanor Zavaleta Maria Luisa Anido, Flora Nudelman, Pía Sebastiani, Marcelo Balat y de tantos otros eximios artistas, del orgullo de los Salones Nacionales de Pintura, Dibujo y Grabado, la añoranza de la primera feria del libro de la ciudad y de las incalculables presentaciones literarias, pictóricas, musicales, de las conferencias, talleres, exposiciones y reuniones sociales.
Su valor radica más que en sus posesiones materiales o en la historia que ha construido, en su gente. En las cientos de personas que integraron las muchas Comisiones Directivas que han sabido comprender el enorme legado que les fue transmitido y que no solo debían preservar sino acrecentar, en los asociados que han contribuido a su sostenimiento y en los colaboradores permanentes u ocasionales que se han brindado incondicionalmente.
Vaya mi sincero reconocimiento a todos ellos, a los que aún están y los que permanecen en nuestros recuerdos y en especial a mis compañeros de Comisión Directiva, presidida por la Sra. Teresita Candia de Zamudio.
ACYAC-BPR, a lo largo de sus setenta y tres años, ha sido una institución de puertas abiertas, que supo entender los cambios de época, aprendió a adaptarse a los nuevos tiempos sin perder de vista sus objetivos iniciales y aún conserva todo su esplendor por lo que, sin dudas, puedo afirmar que seguirá siendo el baluarte y reducto del arte y la cultura de nuestra ciudad. Por lo que solo resta decir Felicidades querida Casa de la Cultura!!!
María Belén Blanco
Subsecretaria General
de ACYAC-BPR.-Sábado, 10 de diciembre de 2016
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