Los que quieren ser Distendidos, tranquilos, con los ánimos calmados. Uno habla, cuenta, dice, comenta; el otro, escucha, entre atento y sonriente, es evidente que lo que le informan le gusta, asiente con un gesto casi afirmativo al mismo tiempo que mira un punto fijo en el horizonte.
A los costados, las demás autoridades. Hay uno que mira para un lado, como pensando, analizando, quizá en cómo sigue su agenda provincial, o tal vez en aquello de lo que tanto se habla, de la posibilidad de ser Gobernador, ser el elegido, el sucesor del mercedeño, al fin y al cabo, del interior también él.
Se lo ve seguro, mirando lejos. Ya no sólo el mosaico, ya no sólo el árbol, ya no sólo lo micro, sino el todo, lo que la cultura anglosajona define como "el gran cuadro", aquello que no pocos ven.
Ya hacen seis meses que hizo pública su intención de querer ser, y sigue en carrera, cada vez que puede ratifica su postura, se mantiene en su decisión.
El libreño, de visita hoy en Curuzú, participó de los actos conmemorativos por un nuevo aniversario de la ciudad. No es la primera vez que viene, pero hoy compartió un espacio en el palco oficial y la captura parece sorprenderlo, pensando en el año que viene.
Mientras a su lado, el pre candidato a la intendencia, se muestra suelto, casi jovial, relajado, cómodo, laxo. Parece contento de estar donde está. Está escuchando con atención lo que el presidente de uno de los poderes locales le cuenta, y eso parece agradarle, se nota en sus facciones.
La expresión corporal habla y dice mucho, mucho más de lo que uno cree. Él también tiene aspiraciones, pretensiones que, comparte con su par correligionario, uno para la provincia, él para el sillón tan codiciado de la remozada casa de Berón de Astrada.
Un peronista y un radical juntos. Quien lo diría. Hoy por hoy, ya no es pecado mostrarse juntos. Más allá de los lugares, predefinidos por protocolo, pero lo cierto es que, mientras el mundo desfila y saluda atenta al palco, cada uno puede elegir, entre hablar o no. Y por lo visto no son meros comentarios triviales, o al pasar, es algo más, que la imagen captó.
Más lejos, totalmente ajeno al cuadro. Casi fuera de foco, de medio perfil, muy serio y mirando lo que viene, el hombre de traje blanco y corbata roja, otro que también quiere ser, o mejor dicho, seguir. Él dice que puede, la Justicia tendrá que dirimir si le levanta el pulgar o no.
Apuesta a los sueños, y desde un tiempo a ésta parte se lo ve decidido a fomentar el turismo, y apura un proyecto, que parece un reciclado de otro que todavía permanece en el imaginario colectivo, y sobre el que pesan algunas dudas. En su partido, muchos esperan una definición certera, ya que depende de su movimiento, que se suban al colectivo de los que quieren ser.
En el medio del cuadro, el principal referente de uno de los poderes del Estado Municipal, el legislativo. Justamente, el que habla, militante peronista de años, de herencia pejotista, que le ha puesto, sin lugar a dudas, una impronta distinta a la institución parlamentaria, abriendo las puertas de la misma a la sociedad y dándole una participación ecuánime e igualitaria a todos los legislativos, sin distinción de banderas. ¿Irá por otro año?. ¿Qué le estará diciendo al otro, al radical aspirante al sillón de Berón de Astrada? Un misterio. Se podrían especular varias aristas pero, a buen observador, todo menos trivialidades. ¿Querrá seguir ocupando el lugar más importante del Concejo?, o ¿Irá para algún cargo ejecutivo? No lo ha dicho ni descartó nunca, pero algo es seguro, como todo político, algo más querrá ser.
La imagen fue captada en medio del desfile, en un espacio entre instituciones, donde los actores del palco, epicentro del poder político concentrado, tuvieron unos segundos para intercambiar opiniones. Algunos prefirieron seguir esperando la llegada de la otra columna. Otros aprovecharon para plantear alguna inquietud quizá. Quien sabe. Lo cierto es que, una vez más, se los volvió a ver juntos, y como siempre en política, una imagen vale más que mil palabras.Miércoles, 16 de noviembre de 2016
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