Luz Milagros, doble tragedia para familia curuzucuateña La beba llegó al mundo tras sobrevivir a un femicidio de repercusión nacional. Su padre mató a su hermana y apuñaló a su madre cuando ella todavía estaba en la panza. Meses después, la pequeña fue víctima de una muerte súbita que dejó a un pueblo acongojado.
El miércoles 3 de junio de 2015 quedó registrado en la historia nacional como el día en que el país se movilizó para decir basta de violencia de género. Lamentablemente, en Curuzú Cuatiá, mientras centenares de personas se unían al reclamo, ocurría uno de los hechos más sangrientos de los últimos años. Un hombre apuñaló a su esposa embarazada, degolló a su hijastra de 16 y se suicidó. La mujer sobrevivió y la bebé que gestaba también. Al nacer la llamaron Luz Milagros, pero la alegría duró poco. Hace tres semanas, la tragedia golpeó otra vez.
La beba que había nacido en medio de la desgracia falleció el 30 de agosto último. Los médicos indicaron que posiblemente fue un caso de muerte súbita, y la noticia trajo a la memoria el recuerdo de la tarde de terror en que Leonardo Martínez, de 53 años, desencadenó la tragedia.
El caso fue replicado por los medios de alcance nacional. "Asesinó a su hija y quiso matar a su esposa mientras se realizaba la movilización #NiUnaMenos", "Masacre en Curuzú mientras se pide el fin del femicidio", "Corrientes: mató a su hija, hirió a su mujer y se suicidó mientras se hacía la marcha #NiUnaMenos", fueron sólo algunos de los titulares.
Y pese a la conmoción, el hecho se esclareció esa misma tarde para los policías. Martínez estaba en la casa que compartía con su esposa, Antonia Ojeda, y sus diez hijos en el barrio Porteño de esa ciudad. La mujer gestaba el quinto mes de embarazo y tal como ella misma comentó después, los problemas con el hombre se hicieron más graves y violentos por sus problemas de alcoholismo.
Ese 3 de junio la discusión se inició poco después de las 17, frente a la adolescente y sus nueve hermanos de entre 1 y 17 años. Al parecer, cuando Martínez amenazó con golpear a Ojeda, la jovencita intercedió y eso le costó la vida.
Fuera de sí, el sujeto tomó un cuchillo y degolló a la adolescente. Luego apuñaló a su esposa, que cayó mal herida. Y finalmente se autoinfringió un corte en el cuello.
Martínez murió a los pocos minutos de ingresar al hospital y por la adolescente no hubo nada que hacer. Era el estado de salud de Antonia lo preocupante y el de la beba en su vientre aún más. Los médicos trabajaron a contrarreloj y lograron salvarlas a ambas. Pero la recuperación le llevó meses. Todos querían seguir de cerca el embarazo hasta el final. SOLIDARIDAD Inmediatamente después de que la noticia tomó repercusión, decenas de personas mostraron su solidaridad con los sobrevivientes de la tragedia. Se organizaron colectas, Antonia recibió una pensión no contributiva. Y en su humilde casa, los vecinos colaboraron en la construcción de instalaciones más seguras.
En medio de todo eso, la beba nació el 5 de octubre. Y su mamá, con toda la historia detrás, decidió llamarla Luz Milagros. Fue uno de los hechos más comentados en la ciudad. "La niña del Milagro" la llamaron, a pesar de la desgracia de haber perdido a su otra hija. Sin embargo, la alegría y la aparente tranquilidad para la familia duró muy poco. La niña del milagro fue víctima de una muerte súbita, durante la mañana del pasado 30 de agosto. Falleció con 10 meses, en el mismo hospital Fernando Irastorza que la vio nacer después de superar una difícil batalla.
Su muerte ocupó otra vez los titulares locales y desde la comunidad curuzucuateña se expresó un profundo pesar a través de las redes sociales. La niña que había sido símbolo de esperanza para toda la localidad no pudo escapar a la tragedia en medio de la que había nacido.
Excesos y rencor tras la desgracia
La beba nació el 5 de octubre a las 9.30 y por cesárea. Los médicos que la recibieron fueron los mismos que siguieron el embarazo y cuidaron de la recuperación de Antonia, su mamá. El alumbramiento fue un hecho que llenó de esperanza a la comunidad y más aún cuando los especialistas informaron que la niña y la madre estaban en perfecto estado de salud.
Un mes antes del nacimiento, Antonia y sus nueve hijos habían regresado a la casa en la que ocurrió la tragedia. Los vecinos con el aporte de la comunidad ayudaron a refaccionar el lugar. Y, al parecer, la familia iba a salir adelante a pesar de las pérdidas.
Por desgracia, el pasado martes 30 de agosto, con diez meses, la niña llegó en brazos de su madre y en muy mal estado al hospital Fernando Irastorza. Los médicos no pudieron hacer nada y falleció a los pocos minutos.
"La noticia causó gran conmoción y congoja en la localidad de Curuzú Cuatiá que se había encariñado con la beba, ya que había llegado al mundo en medio de un dramático desenlace que tuvo internada a su madre varios meses al borde de la muerte", fue la publicación de este medio al día siguiente. Hoy, la situación de la familia es incierta.
Una movilización que tuvo efecto contrario
Patricia fue una víctima de la violencia de género el día en que todo el país pedía Ni Una Menos. Era la hija de 16 años de Antonia Ojeda. El femicida de Curuzú era su padrastro y según se supo, la adolescente murió por intentar defender a su madre embarazada.
Martínez la degolló con un cuchillo de cocina antes de cortarse el cuello. La joven murió en el acto frente a sus nueve hermanos. El crimen conmovió a toda la provincia, por la paradójica fecha en que ocurrió, mismo día y misma tarde en que todo el país pedía que se termine con la violencia de género.
Justamente, el nombre de la adolescente encabezó la trágica lista de femicidios que tuvieron lugar en el país después de esa movilización. Al cumplirse el pasado 3 de junio el primer aniversario de la marcha, según una investigación publicada por la revista de alcance nacional Garganta Poderosa, unas 40 mujeres fueron víctimas de la violencia machista. Patricia fue la primera.
Su nombre también figuró en las listas de las pancartas de mujeres asesinadas por hombres que en esta nueva edición de la marcha llevaron diferentes organizaciones sociales.
Por esta jovencita sólo pudieron pedir que no vuelva a ocurrir un caso similar, porque el único culpable, su padrastro, se quitó la vida antes de que la Justicia pudiera actuar. (El Libertador)Martes, 20 de septiembre de 2016
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