En una entrevista de TV con Alejandro Fantino, Carlos Tevez dejó en carne viva su impresionante personalidad. Habló de Boca, de su infancia y se emocionó hasta las lágrimas por sus amigos del Fuerte.
Un Carlos Tevez distendido, auténtico, más terrenal que nunca y emocionado hasta las lágrimas, dejó bien en claro cuales son las razones que lo llevaron al apodo de "jugador del pueblo".
En una entrevista realizada en el programa "Animales Sueltos", que se emite por América, el Apache encontró la complicidad ideal en Alejandro Fantino para soltar con naturalidad todo lo que piensa y siente.
"Recién ahora que volví, me doy cuenta lo que es Boca. Cuando me fui era muy chico. Ahora me paro en la mitad de la cancha de la Bombonera, miro las tribunas vacías en la práctica y eso me hace dar cuenta de donde estoy", arrancó.
Tratando de explicar donde está el secreto de su carisma, de su magnetismo, explicó que "confío en mi mismo. La varita mágica está en el barrio donde nací. Gané un respeto ahí y lo que me decían lo fui aprendiendo. El barrio me enseñó a ser un tipo correcto en la calle. De chico, por ejemplo, no pude tener un autógrafo de mi ídolo, entonces como no se lo voy a dar ahora a los chicos que me lo piden. No entienden como se sorprenden de eso. Soy así desde que empecé, me lo inculcaron mis viejos. No expongo a mis compañeros, soy así. Si a otro jugador no le sale, no es culpa de ellos ni mía. A mi me sale así".
Luciendo jeans gastados, camisa azul a cuadros y remera blanca, Carlitos no pudo disimular la emoción cuando se refirió a sus amigos de Fuerte Apache. "Me junto con mis amigos una o dos veces por semana y en el barrio. Y no me dejan pagar nada. De los seis, creo que tres tienen trabajo, y ellos pagan todo. Ahí me doy cuenta donde vivimos. Siempre fuimos así. Para ellos no cambió nada y para mí tampoco. Ellos son mis amigos de toda la vida y no entra ninguno más. No tengo amigos del campeón.
Están siempre los mismos, no dejo que haya ninguno más. No siento culpa por ser lo que soy, porque a siempre me costó. Me rompo el culo con las comidas, al ir a entrenar a las seis de la mañana. No me regalaron nada. Igual, sacrificio es lo que hace mi viejo, los que se levantan a las cinco de la mañana. Yo no hago sacrificio, me pagan por hacer lo que me gusta. Sólo sufro cuando no puedo estar con mi familia, sólo eso".
Así comenzó la charla con Fantino:
Por otra parte confesó que sólo una vez se le fueron las ganas de jugar al fútbol, su gran pasión. "Cuando me pelee con Mancini (DT del Manchester City) se me fueron las ganas de jugar, no sentía ese cosquilleo del disfrute. Me daba igual ganar o perder, y cuando se pierde eso, se pierde la esencia. Hay que tener siempre ese cosquilleo para motivarse, como cuando se jugaba en el barrio", expresó.
"Cuando visitamos al Papa fue uno el momento más emocionantes. Nos miramos con mi mujer y dijimos: ¿qué hacemos acá?", reveló, al tiempo que criticó que "lo único que importe es ganar. Si no ganás parece que no sos nadie. Perder debe darte la fortaleza para poner los pies sobre la tierra y salir adelante"
"Es más difícil estar acá sentado que salir a la cancha"
En la puerta de entrada de América, en la calle Fitz Roy, comenzó a sentir el calor popular Carlitos Tevez. Ni bien bajó de su camioneta, algunos chicos se le acercaron para pedirle un autógrafo o sacarse una foto.
Luego, sentado frente a Alejandro Fantino, se mostró auténtico, puro, se emocionó contando algunas cosas lindas y solidarias de su Fuerte Apache. Eso sí: le aclaró al conductor que hacía mucho tiempo que no daba una entrevista así por televisión: "Es más difícil estar acá sentado que salir a jugar a la cancha".
